Las mujeres tardan más en liberarse del estrés

Les lleva horas poder recuperarse de la tensión del día de trabajo.

Las mujeres deberían recostarse al menos unos diez minutos al llegar a casa, luego de la jornada laboral, para quitarse el estrés. Lo sostiene una investigación del Departamento de Medicina Ocupacional de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.

Este dato surgió luego de un estudio en el que, mediante un análisis de orina, se pudo comprobar que los niveles de estrés de hombres y mujeres son muy diferentes al concluir un día de trabajo.

“Mientras ellos se liberan poco tiempo después de salir de la oficina, ellas continúan estresadas por varias horas”, expresó Ane Marie Thulstrup, directora del estudio.

Este trabajo se complementa con un hallazgo previo realizado en Filadelfia, Estados Unidos, y publicado en la revista Molecular Psychiatry, que encontró que el cerebro de las mujeres es más sensible a la acción de una hormona que organiza la respuesta del cuerpo ante el estrés.

Qué pasa con el trabajo
En la Argentina, según un relevamiento realizado por la consultora D’Alessio IROL, ocho de cada diez personas dicen padecer estrés laboral, una proporción elevada que ubica al país en el ranking mundial de ansiedad en la vida cotidiana.

En términos generales, el estrés no es algo de por sí negativo. Se trata de una reacción puntual ante un peligro potencial, que permite el enfrentamiento o la huida de la situación que lo está provocando. Pero, cuando se produce en el trabajo, se transforma en algo más complejo.

En un estudio publicado en 2009, el Hospital Alemán de Buenos Aires describió al estrés como un agotamiento del sistema nervioso, con tendencia a volverse crónico, y que produce un desgaste que da origen a síntomas de tipo depresivos.

Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, detalla dos grandes tipos de síntomas: físicos y psicológicos. Éstos, a su vez, engloban malestares que van desde el cansancio hasta el insomnio, pasando por problemas de alimentación, e incluso de tipo sexual.

En cuanto al trabajo, los estresores más importantes están relacionados con la sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad y, fundamentalmente, la sobrevaloración de las nociones de éxito o fracaso. También influyen el clima que se puede dar en el ámbito laboral, las condiciones personales y los propios recursos para enfrentar distintas situaciones, algo que se conoce como resiliencia.

¿Pero cuánto demoramos en reponernos? Según Vanesa Fernández, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, el tiempo que tarda el cuerpo en eliminar el estrés que acumula durante todo el año depende de la persona; aunque, admite, “en menos de una semana es difícil” porque “el organismo necesita como mínimo ese tiempo, sobre todo a nivel físico, para recuperar la fatiga”, explicó la especialista, dando pie a entender que la única solución que nos queda son las vacaciones.

Los estresores más importantes son la sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad y la sobrevaloración del éxito.

Algunos tips
Evitar que nos afecte el trabajo

Respetar el almuerzo
Solemos saltear comidas. Alimentarnos nos ayuda a reponer energías.

Pausas
Cuando una tarea nos excede, es beneficioso tomarse un recreo.

Moverse
Levantarse, estirar los pies, caminar y oxigenarse ayudan a relajarse.

Relacionarse
Mantener un trato de camaradería es una vía para distenderse.

Enfocarse
Al final de la jornada hay que concentrarse en las tareas logradas y no en las pendientes.

A 7 de cada 10 argentinos no les alcanzan las 24 horas del día

  • El 72% de los encuestados siente le quedan tareas pendientes al finalizar el día.
  • Al terminar la jornada, los sentimientos que predominan son el agotamiento y el estrés.
  • Hay una tendencia a proponerse más actividades de las que se pueden cumplir.
  • A solo un 16%  le sobra tiempo diario para el ocio.
  • Las mujeres, con menos tiempo libre: además del trabajo suman en mayor medida tareas de cuidado del hogar y tienen mayor predisposición a buscar actividades extra.

Dormir vs. trabajar

  • 75% de los encuestados duerme entre 6 y 7 horas diarias. Y 57% trabaja entre 8 y 10 horas por día.
  • Lo primero que se sacrifica por falta de tiempo son las horas de sueño.
  • En un 72% de los casos el trabajo “invade” el hogar.

Perder el tiempo

  • De cada 10 personas, a 6 las exaspera esperar que cargue una página web. Y a 4 hasta les enoja el tiempo perdido ante el semáforo.
  • 94% de los consultados busca llenar los tiempos perdidos de espera.

 

24 horas no son suficientes

 

¿Cómo calificarías tus días en relación a las tareas que te proponés hacer?

%

Las hago todas y me sobra tiempo

15

Cumplo con todo, con lo justo

13

Me suelen quedar algunas tareas pendientes

53

Cumplo solo una pequeña parte de lo que me gustaría

19

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Los argentinos hoy viven ocupados, con poco tiempo libre: las 24 horas del día no son suficientes para realizar todo lo que se proponen.
  • 7 de cada 10 argentinos se van a dormir sabiendo que les han quedado tareas pendientes. Su lista de actividad incluye no solo aquellas obligatorias, como ir a trabajar, sino también las que se autoimponen: hacerse un tiempo para los amigos, ir al gym, realizar actividades de capacitación, etc.
  • Esta sensación de que siempre se está “en deuda con el reloj” no es solo síntoma de una vida atareada, sino también de autoexigirse realizar más cosas de las que razonablemente se pueden cumplir.
  • Solo a un 15% de sobra tiempo para dedicar al ocio. En este grupo, hay más hombres que mujeres: 20% de ellos tiene tiempo de sobre, contra 8% en las mujeres.

 

 

Aparte del trabajo, ¿qué actividades solés hacer cotidianamente?

% Respuestas múltiples

Tareas hogareñas

63

Compras

55

Cuidado de los hijos

34

Reuniones con familia y amigos

34

Deporte o gimnasia

32

Estudio

23

Fuente: D’Alessio IROL

  • Terminada la jornada laboral, los encuestados suman actividades extra. En promedio, las mujeres agregan unas tres actividades, mientras que los hombres unas dos.
  •   Se destacan aquellas relacionadas con el cuidado del hogar y la familia por sobre aquellas destinadas a la mejora persona (como el estudio o el ejercicio)

 

  • El día a día del hogar sigue recayendo en mayor medida en la mujer. A pesar de esto,  ellas también son las que más realizan otras actividades como ir al gimnasio, visitar amigos o estudiar

Aparte del trabajo, ¿qué actividades solés hacer cotidianamente?  

 

Hombre

Mujer

Tareas hogareñas

50

77

Compras

46

65

Cuidado de los hijos

21

39

Reuniones con familia y amigos

25

38

Deporte o gimnasia

21

38

Estudio

14

35

 

 

 

 

  • Un 75% de los encuestados duerme entre 6 y 7 horas por día.
  • Solo un 10% logra dormir las 8 horas diarias recomendadas.
    • Un 57% de los encuestados trabaja entre 8 y 10 horas por día
  • 81% de los consultados se encuentra trabajando actualmente.

 

  • Las horas de sueño parecerían ser lo primero que se sacrifica cuando el día “no alcanza”.
  • Los encuestados pasan más horas de su vida trabajando de las que duermen habitualmente. Esto se debe también a la cantidad de ocupaciones y responsabilidades que los argentinos asumen a diario. Aún así el tiempo no parece alcanzar.

 

¿Qué cosas dejaste de hacer por falta de tiempo?

% Respuestas múltiples

Dormir más horas

48

Hacer actividad física

46

Leer

41

Encontrarme con amigos

32

Cuidado personal y belleza

30

Tomarme tiempo suficiente para almorzar

24

Hacer salidas de pareja

24

Desayunar antes de salir de casa

20

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Nuevamente, vemos que la mitad de los adultos encuestados dejó de dormir más horas para llegar a cumplir con todas sus tareas diarias.
  • Por otro lado, actividades como el deporte o la lectura placentera que pueden llegar a distender y relajar el cuerpo y la mente son postergadas poniendo en primer lugar las ocupaciones diarias. Esto lleva generalmente a que los encuestados terminen el día más agotados y estresados.
  • Se resienten además otros aspectos relacionados con la salud, como tomarse el tiempo para desayunar o almorzar.

 

 

Hombre

Mujer

Dormir más horas

50

65

Hacer actividad física

57

35

Leer

47

35

Encontrarme con amigos

50

31

Cuidado personal y belleza

11

34

Tomarme tiempo suficiente para almorzar

21

23

Hacer salidas de pareja

25

12

Desayunar antes de salir de casa

14

35

 

  • Lo que los hombres sienten que sacrificaron principalmente es el tiempo para la actividad física y el deporte. Las mujeres, las horas de sueño.

 

¿Cómo te sentís al haber terminado un día cotidiano de trabajo?

 % Respuestas múltiples

Agotado

52

Estresado

38

Realizado

23

Relajado

17

Feliz

17

Orgulloso

12

Indiferente

10

Culpable

6

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • La suma de: exceso de tareas, pocas horas de sueño y escasa  actividad física o placentera hacen que el estrés, el cansancio físico y mental aparezcan al final del día.
  • La multiplicidad de ocupaciones que se asumen, lejos de generar orgullo o placer termina impulsando sentimientos negativos. Solo un 17% de los argentinos se siente relajado y feliz al terminar su día laboral.
  • Esta sensación es compartida por hombres y mujeres.

El tiempo, un bien valioso que nadie desea perder

¿Cuáles de estas situaciones te hicieron perder tiempo en el último mes?

% Respuestas múltiples

Hacer fila para pagar o hacer trámites

50

Esperar en un consultorio

42

Esperar en un embotellamiento

41

Esperar que me atiendan en un call center

33

Fuente: D’Alessio IROL

  • La vida cotidiana está llena de momentos que roban el valioso tiempo.
  • Durante el último mes, de cada 10 argentinos: 5 tuvieron que esperar para hacer trámites; 4 en un consultorio; 4 en embotellamientos y 3 al teléfono, esperando ser atendido por un call center.

  • La sensación de que el tiempo nunca alcanza hace que el98% de los argentinos se vuelva impaciente ante situaciones que demandan un lapso de espera. Los jóvenes suelen tener aún menos paciencia que los mayores de 35.

 

Esclavos de las propias decisiones 

Si tenés planificada una reunión importante, ¿qué hacés?

%

Salís con mucho tiempo de anticipación

20

Salís con algo de tiempo extra

58

Calculás para llegar justo

15

Intentás llegar a horario, pero terminás llegando tarde

7

Fuente: D’Alessio IROL

  • En la vida cotidiana, hay pequeñas decisiones que influyen en la forma en que se  vive (o se padece) el tiempo.
  • Por ejemplo, ante una reunión importante, un 23% de las personas consultadas no prevé salir con unos de tiempo extra, lo que genera situaciones de estrés frente a cualquier contratiempo menor que impida cumplir con la cita en el horario pactado.
  • Los hombres suelen ser más previsores en relación al tiempo.

 

 

Hombres

Mujeres

Salís con mucho tiempo de anticipación

29

8

Salís con algo de tiempo extra

50

58

Calculás para llegar justo

18

23

Intentás llegar a horario, pero terminás llegando tarde

4

11

 

 

Si durante el día te invitan a una actividad que no tenías prevista, ¿qué solés hacer?

 %

Me hago tiempo para ir

28

Voy, aunque sea más tarde

18

Intento ir, pero finalmente no llego

13

Invento una excusa para no ir

16

Digo “Gracias, no puedo”

25

Fuente: D’Alessio IROL

  • La difícil tarea de decir “no”: Solo 1 de cada 4 consultados tiene la capacidad de declinar directamente una actividad que no tenía planificada en su día.
  • Frente al ofrecimiento de sumar una ocupación extra a la jornada, un 28% logra acomodar satisfactoriamente sus horarios. Pero casi la mitad de los consultados (el 47%) se pone a sí mismo en una situación de incomodidad: O bien llega tarde al evento, o promete ir pero no lo logra, o miente e inventa alguna excusa.

 

Incapacidad para disfrutar del “dolce far niente”

 

¿Qué hacés habitualmente cuando tenés un tiempo “muerto” de espera?

% Respuestas múltiples

Miro Facebook

45

Planifico las actividades del resto del día

39

Leo

34

Hago llamadas de teléfono

30

Respondo mails laborales

28

Juego con mi celular

27

Otras

23

No hago nada

6

Fuente: D’Alessio IROL

  • Dado que el tiempo vale “oro”,  94% de los encuestados suelen buscar alguna forma de llenar los momentos “perdidos” de espera.
  • Algunos se orientan a actividades placenteras. Entre ellas, Facebook, rápido y accesible incluso desde el celular, es el favorito de los argentinos. Otras opciones en este grupo son  Jugar desde el celular o leer.
  • Con el objetivo de “ganar” tiempo, hay quienes buscan actividades como planificar su agenda, hacer llamados telefónicos o responder mails laborales.

 

¿Te llevás trabajo a casa?

 %

Habitualmente

20

Ocasionalmente

18

No, pero suelo mirar mails o responder llamados

12

No, pero pienso a menudo en asuntos laborales

22

No, logré separarlo de mi vida personal

18

No trabajo

10

Fuente: D’Alessio IROL

 

  • Difícil cortar con la rutina: En un 20% de los casos el trabajo “invade” el hogar. Por más que los argentinos intenten NO llevarse trabajo a su casa, siguen pensando en él o respondiendo llamados y mails.
  • Las mujeres tienen mayor dificultad para separar la vida personal y la laboral.

 

Si el fin de semana no hacés ninguna actividad más que descansar… %

Lo disfrutás a pleno

44

Sentís que estás desperdiciando tu tiempo libre

18

Nunca me pasa no tener cosas para hacer el fin de semana

38

Fuente: D’Alessio IROL

  • De cada 10 consultados, 4 no logran ni siquiera el fin de semana tener un momento de total ocio. En especial, los hombres suelen estar más atareados estos días.
  • Un 18% reconoce que no hacer nada le genera una sensación poco agradable de estar perdiendo el tiempo. 

El presente informe fue realizado por D’Alessio IROL, en base a encuestas online efectuadas a  370 argentinos. Las mismas fueron efectuadas entre el 13/08 y el 20/08 de 2014.

 

 

 

Ellas deciden más en la cama y los hijos ganan poder en la casa

Según una encuesta, la mayoría de las mujeres ejerce su deseo activamente. Las decisiones de dinero se toman en conjunto. Y empieza a valorarse que los chicos puedan elegir por sí mismos.

Desde la segunda mitad del siglo pasado, las mujeres hemos ido cambiando nuestras maneras de vivir, de pensar, de concebir a una pareja, de criar a los hijos, de trabajar, de decidir. Y esos cambios fueron modificando los mapas familiares. En los sectores urbanos y con cierto nivel de educación, el estereotipo de la mujer que sólo cría chicos, el hombre que sólo provee y los hijos a los que se educa bajo amenaza –”vas a ver cuando venga tu padre”– ha ido quedando obsoleto. En este contexto, muchas mujeres ya no sólo aceptan tener relaciones sexuales cuando sus parejas lo disponen sino que ejercen su deseo activamente y deciden. Además, los hijos de estos nuevos modelos de familia –que de a poco dejan de ser criados en el “es así porque lo digo yo”– tienen cada vez más voz y más poder de decisión.

Lo muestra una encuesta hecha por la consultora D’Alessio Irol para Clarín entre parejas de sectores medios urbanos. Seis de cada diez mujeres deciden en la cama, la mayoría comparte las decisiones financieras con sus parejas –ya no se enteran cuando la gran compra está hecha– y los hijos hacen oír su opinión, al menos en lo que respecta a sus actividades recreativas.

“En la revolución silenciosa que hemos emprendido las mujeres, una marca importante fue el avance del nivel educativo y su repercusión en la inserción laboral, con mejores salarios, capacidad de decisión, prestigio y reconocimiento. Esa práctica trajo cambios en nuestras subjetividades: una mujer que en su vida laboral toma decisiones rápidas, importantes y solventes, va a traspolar esa experiencia a su vida íntima: la pareja, la sexualidad, la manera de criar a sus hijos, incluso decidir si quiere o no tener hijos”, dice Mabel Burin, doctora en psicología y directora del programa de género de la universidad UCES. “Pensemos que antes el hombre era el dueño del deseo, y las mujeres podían ser activas en la maternidad pero pasivas en la sexualidad. Esto ha cambiado y ahora las mujeres buscan su deseo: no quieren ser sólo el objeto de deseo del otro”.

“Este cambio no es sólo patrimonio de las más jóvenes”, aclara la psicóloga y sexóloga Isabel Boschi. “Las divorciadas o las viudas de 50 y 60 años que conocen gente por Internet claramente están tomando la iniciativa. Ellas, muchas veces envueltas en viejos conceptos, antes aceptaban el encuentro sexual; ahora lo promueven. Y las mujeres que siguen con sus maridos, a veces desinteresados por la rutina o con dificultades erectivas, buscan el encuentro con más interés”.

Sin embargo –advierte la doctora en psicología Irene Meler, coordinadora del Foro Psicoanálisis y Género–, lo de tomar la iniciativa “a veces es tramposo. Antes, muchas mujeres tenían que fingir inexperiencia para parecer respetables. Y ahora es común que finjan ser muy liberadas sexualmente cuando, en verdad, están desplegando una performance destinada a complacer a los hombres que disfrutan de ser estimulados por una mujer desenvuelta. Hay una especie de comedia sexual donde las mujeres parecen muy modernas e independientes pero en verdad siguen poniendo en juego una dependencia ancestral al placer del otro”.

Lo cierto es que muchas de estas nuevas familias encontraron nuevas formas de vincularse. Y la prueba es que, desde que los dos tienen trabajos remunerados, las decisiones financieras se comparten: “Entonces la sociedad conyugal adquiere sentido porque ahora las mujeres, además de aportar cuidados gratuitos aportan recursos económicos. Así, la idea de que el matrimonio no es sólo una sociedad afectiva sino económica está instalándose”, agrega Meler.

Van cambiando, además, las maneras de criar a los hijos: “Antes, muchos padres eran autoritarios, aunque eso no significa que hayan tenido autoridad”, distingue Felisa Senderovsky, psicóloga de niños y adolescentes a cargo del área científica de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. “Hoy muchos adolescentes están aprendiendo a comunicarse mejor con sus padres, sobre todo con aquellos que se aggiornaron y aceptaron las diferencias generacionales: los que en vez de contestar ‘es así porque lo digo yo’ van abriendo espacios y comprenden que se puede tener autoridad a través del diálogo”.

“Lo que sucede es que al ser cuestionado el lugar patrilineal (la mujer dependiente del hombre, y los hijos en relación con la mujer y sometidos al padre), la autoridad dejó de ser verticalista y pasó a ser una autoridad discutida”, agrega José Sahovaler, coordinador del departamento de niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina. “Ha habido una valorización de lo que se supone la libertad del joven: antes lo valorado era que el hijo hiciera caso, ahora que sea libre y decida por sí mismo. El problema es que a veces los padres se exceden y terminan borrándose de las decisiones que deben tomar”. Así, dice, aparecen padres que no pueden poner límites a un chico. “Una cosa es que un adolescente de 18 diga: ‘quiero estudiar guitarra y no quiero ser contador’, y otra que los padres supongan que un chico de 3 años puede elegir si va al jardín o si quiere mirar televisión hasta la madrugada. Eso no es mayor libertad, es abandono”.

Nuevos mapas familiares que, de a poco, irán puliéndose.