Nota publicada el 04/01/2016 – Revista Pymes (Clarín) – Pág. 66-73 –
Los que más perdieron fueron los exportadores.
El mercado interno fue el refugio de las empresas para mantener sus niveles de ventas, pelo a costa de ceder rentabilidad. Nino Fernández: Más allá de las distorsiones de las variables macro y de la condición de año electoral, el 2015 ha sido un año con rasgos atípicos para las empresas pequeñas y medianas. Por un lado, porque no se cumplieron los pronósticos esbozados a principios de año para muchos de los sectores; por el otro, por la dispersión de resultados, incluso al interior de los diferentes segmentos de la producción y el comercio. Son muchas las empresas cuyos dueños aseguran que les fue bien y no se pueden quejar. También hay varias a las que les fue mal y no ven la hora de que termine el año. Y hay una amplia mayoría que cerró 2015 con sensación de empate: alternaron buenas y regulares.
Los sectores menos dependientes de las exportaciones obtuvieron mejores desempeños que aquellos con mayor proporción de ventas externas.
De este modo, podría asegurarse, aunque no de forma concluyente, que el mercado interno ayudó a que muchas empresas lograran comportamientos positivos o menos críticos de lo que habían previsto los especialistas o compensaran —en parte— la caída de sus exportaciones.
Por cierto que esto no significa que todos los actores que producen o venden exclusivamente en el mercado local hayan tenido un buen año. Los planes oficiales de financiamiento y de administración de precios de tipo selectivos, por ejemplo, no abarcan todas las bocas de expendio ni todos los productos. Los efectos de la inflación sobre los hábitos de consumo, la sobreoferta de productos en algunos rubros y la creciente presencia de puestos de venta ilegales en algunas zonas, están alterando las tendencias de la demanda.
La producción de bienes y servicios, en tanto, mostró una recuperación dispar en los últimos meses, pero presenta dificultades que empiezan a ser estructurales, como la mochila impositiva y, en menor medida, las restricciones a las importaciones.
Ante este panorama, la mayoría de los empresarios se inclinó por resignar márgenes, para mantener cuotas de mercado. Una receta que consolida la pérdida de rentabilidad como la principal preocupación en el año que termina.
En la primera parte de 2015, los empresarios pyme distinguieron el primer trimestre, chato, con una recuperación de las ventas a partir del segundo trimestre.
Según el Observatorio Pyme, que releva la situación de la industria manufacturera, entre enero y marzo el volumen de ventas del sector retrocedió 6,3%, con un impacto más pronunciado en las industrias chicas de hasta 5o empleados (-9,8%) que en las medianas de hasta 200 empleados (-2,4%). El rebote operado entre marzo y junio elevó las cantidades vendidas por las pymes industriales en 3,3%, pero de nuevo las más chicas la corrieron desde atrás (1,9%) comparadas con las medianas (6,6%). El trabajo señala que la recuperación de las ventas industriales tuvo su correlato en un aumento de la confianza de las pymes y un incremento de la producción del 1%. Sustancias y productos químicos, textiles, productos de cuero, calzado, y alimentos y bebidas fueron los sectores que encabezaron la recuperación.
Pero no hubo un desempeño homogéneo.
En alimentos, por ejemplo, una de las excepciones fueron los lácteos, cuyo consumo general no se retrajo, pero sí bajó la demanda de los productos industrializados por pymes.
“Cuando comenzaba el año pasado, las ventas de lácteos se mantuvieron estables y el sector exportaba bien.
Pero en el segundo trimestre mermó la exportación y toda la producción se volcó al mercado interno; entonces, bajaron la venta de las pymes, una situación que se dio por sobreoferta, no porque la gente haya dejado de consumir”, dice Javier García Mazzaro, director de Lácteos San Gotardo, de Trenque Lauquen, productora de quesos destinados a la industria gastronómica.
En otro sector de la alimentación, en el rubro fideos y pastas, también se registraron retrocesos puntuales, aunque por otras razones.
En Simon Hermanos, empresa de 57 empleados de La Banda, Santiago del Estero, fabrican pastas secas con la marca Tío N ico. Allí, sus ventas cayeron 12% en 2015. Su titular, Jaime Simon, menciona cuestiones de mercado, estrategia de precios y otros factores, como algunos viejos vicios políticos.
“Vendemos básicamente en todo el NOA y el NEA, y notamos una alta inestabilidad de la demanda.
La rentabilidad retrocede menos que la venta, porque en nuestro caso tratamos de defender el precio del producto a efectos de cuidar márgenes razonables y de no entrar en la perversa guerra de precios. A esto hay que agregarle una mayor concentración de la oferta de fideos, por las compras y fusiones de empresas, que determinaron posiciones dominantes de los compradores.
Y tampoco puede ignorarse la entrega de los bolsones de alimentos en tiempos preelectorales, que impactan en nuestras ventas”, dice.
En la consultora Nielsen, especializada en medir consumo masivo, aseguran que la demanda osciló.
“Arrancamos 2015 con cero crecimiento.
En el segundo trimestre, registramos una recuperación sostenida, seguida por una leve desaceleración en la última medición, que no interrumpe la tendencia positiva.
En el acumulado del año, el consumo masivo crece 1,9% respecto del año anterior”, dice Matías Montalván, a cargo del área de servicios minoristas.
Para Marcelo Tabbaj, socio a cargo de las compras de Luna Nueva, firma del barrio de Barracas, especializada en dietética y bombonería, las ventas crecieron un 25% hasta septiembre, pero con menor rentabilidad.
Preocupado por mantener su nivel de ventas en momentos en que la tensión de precios con fabricantes y proveedores ponía en riesgo el ritmo de la demanda, Tabbaj no dudó en cortar por lo sano. Y no se arrepiente.
“Como vimos que se podían caer las ventas, optamos por recortar márgenes y dejamos de comprarle a muchos distribuidores que cobraban desde un 30% de más en relación con los fabricantes”, cuenta. “Paralelamente, junto a tres amigos, armamos un pool de compras, a fin de alcanzar los mínimos que requerían algunos fabricantes para vendernos a menores precios. De ese modo, logramos revertir la tendencia a la caída de las ventas.” En Dsdcero Equipamientos, un fabricante de muebles de oficina, equipamiento de hospitales y diseños a medida, con oficinas en Buenos Aires y taller en Moreno, las ventas en cantidades vendidas crecieron 30%. Y la clave, según explica su titular, Luis Cabrera, también pasó por los precios.
“Los costos, básicamente de materiales y mano de obra, se incrementaron cerca del 40% y nuestros precios de venta, alrededor de un 30%. Sacrificamos rentabilidad pero ganamos en penetración de mercado y aumentamos las ventas. Esto nos permitió modernizar parte de la tecnología e incorporar nuevos colaboradores.
En la actualidad, estamos tercerizando parte de la producción, como estrategia para consolidar la tendencia de crecimiento”, afirma Cabrera.
“En líneas generales, en una situación de inflación e incertidumbre el consumidor busca stockearse de mercadería que cree que puede necesitar a futuro, o se endeuda en cuotas para mercancías que no son de primera necesidad y que, sin embargo, se siguen consumiendo”, dice Maximiliano Narducci, de Nielsen.
Esto se evidencia en la experiencia de este año de Elementos Esenciales, una firma dedicada a fabricar y comercializar fragancias y productos para la estética, a través de franquicias.
“Gracias a las promociones bancarias o de alguna tarjeta, las ventas crecieron entre 20 y 25% con respecto al 2014. Hace un año, empezamos a vender por Internet, y próximamente haremos una experiencia en los comercios Look de Farmacity, para tratar de consolidar la tendencia y mejorar la rentabilidad, que se nos redujo por los aumentos de materias primas, alquileres, salarios y por los descuentos de promoción con tarjetas, que rondan entre el 20 y 30%”, dice su titular, Liliana Lampuri.
Las razones son conocidas: pérdida de competitividad del tipo de cambio; caída de los precios internacionales de commodities y cierre de mercados afectados por crisis locales. En 2015, se sumó el agravamiento de la crisis económica e institucional en Brasil, principal socio comercial y primer destino de las exportaciones industriales de la Argentina. Para industrias como la automotriz, con una fuerte participación de autopartistas pyme, la demanda brasileña es clave para mantener los niveles de actividad.
Al cierre de 2015, la exportación de vehículos experimentó una caída de 5o% contra igual período del año anterior. Sin embargo, de acuerdo con una encuesta de Asociación de Fabricantes de Autopartes y Componentes (AFAC), el cierre de 2015 fue con un aumento de las ventas —medidas en dólares— del 3,3%, cuando en el 2014 se había registrado una caída del 21,1%. La explicación proviene del mercado repositor, que creció a un ritmo del 13% con respecto al año pasado.
“El sector de reposición es el único rubro que crece fuerte y eso obedece principalmente a la demanda de repuestos para el mantenimiento de los vehículos comprados en los últimos cuatro o cinco años”, dice Juan Cantarella, director ejecutivo de AFAC.
El otro gran sector afectado por la “crisis de los embarques” es el de las economías regionales, cuyas exportaciones, según la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) cayeron 11,5% en el primer semestre de 2015. Arroz (con una retracción del 62,2%), carne ovina (-54,4%), manzanas (-38,2%), aceitunas (-36,9%) y peras (-26,4%) son los rubros más perjudicados.
Desde la Cámara de Exportadores de Citrus del NEA (Cecnea) recuerdan que, en 2008, llegaron a exportar lo millones de cajas de mandarinas y naranjas, y hoy no llegan a cuatro millones. “El productor recibe $ 0,50 por kilogramo y el costo de producción y cosecha asciende a $ 1,5o. Ante la devaluación de todas las monedas y el fortalecimiento del dólar, nosotros no podemos competir en el exterior. Y para colmo, las fábricas de jugo pagan con cheques a 18o días. Una situación desesperante, que se mantuvo todo el año”, asegura Mariano Caprarulo, titular de Cecnea.
Citrícola Chajarí es una de las principales firmas agrupadas en esta entidad. En el último año, sólo pudo colocar directamente en el exterior (Países Bajos) un lo% de su producción, mientras que un 2o% lo exportó a través de terceras empresas y otro 20% fue a la industria juguera. El restante 5o% fue captado por el mercado interno.
“La ecuación no nos cerró porque el Estado nos liquida al dólar oficial y a eso hay que sumarle las retenciones del 5% anticipadas a la salida de la mercadería. El mercado interno no alcanza a compensar la disminución de las exportaciones, porque está sobresaturado y, encima, sufre el agobio de competidores directos de los países de la región”, dice Hugo Tarditi, titular de la empresa.
En el mercado agropecuario, también se habla de un tipo de cambio que no conviene, pero al parecer la situación es otra. En Conecar, un Peed lot para engorde de vacunos, con una planta de alimentos balanceados en Carcarañá (Santa Fe), la exportación no llega al lo% de la producción total, pero con ventas firmes a lo largo del año pasado.
“No nos interesa desarrollar el mercado externo, porque en la actualidad es menos rentable que el interno, a causa del atraso cambiario que caracterizó todo el año. De todas formas, en 2015 mejoramos las ventas en un 20% en valores constantes, ya que los precios se mantuvieron debido al bajo valor de los cereales”, dice su titular, Roberto Guercetti.
Algunas industrias no tradicionales presentan un perfil más competitivo en mercados externos y,adiferencia de los casos anteriores, están sustituyendo importaciones.
Un sector emblemático son los fabricantes de medicamentos.
Según datos del Indec, las exportaciones farmacéuticas crecieron 29,6% durante el segundo trimestre del 2015, respecto de igual lapso del 2014, y 57% frente al primer trimestre de este año.
En Eriochem, un laboratorio de la localidad entrerriana de Colonia Avellaneda, que produce activos farmacéuticos para drogas oncolgicas utilizando técnicas de biotecnología, las exportaciones medidas en dólares crecen este año 11,5% en relación con el 2014. Pero, además, la firma logra consolidar su expansión y aumentan sus chances de competir en los mercados más exigentes.
“Aunque el atraso cambiario afectanuestras utilidades, exportamos más del 85% del total de laproducción a casi 4o países. Ya contamos con tres filiales en el exterior(en California, Montevideo ySan Pablo). Y este año, además, invertimos en I + D y en los sistemas de logística y de gestión”, cuenta Antonio Bouzada, gerente de la firma. “La gran noticia de 2015, para nosotros, fue que nos convertimos enlaprimera empresa latinoamericana en lograrlaaprobación de sus plantas farmacéuticas por parte de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos”.
Según un informe de la Coyuntura del Software y Servicios Informticos del Observatorio Pyme, el 28% de las empresas del sector esperaba aumentar sus exportaciones. En Córdoba Technology, un centro de desarrollo de la provincia mediterránea que agrupa a 18o empresas del sector tecnológico, las expectativas están vinculadas no tanto al tipo de cambio, sino a la estrategia de promoción exportadora del complejo.
“Si bien todavía son pocas las experiencias de comercialización en forma conjunta, este cluster dispone de varias acciones de promoción de exportaciones, que ayudan a las empresas que lo integran”, dice Melina Morello, su vocera. Cuenta que las empresas que exportan comparten su experiencia con las demás. “Además, hay una activa participación de la Comisión de Mercados Externos para obtener apoyo y promoción con entidades de la Cancillería, Agencia ProCórdoba y Consejo Federal de Inversiones.” Santex, una de las firmas integrantes de este polo de desarrollo, exporta 85% de su producción de software a medida, a países como Estados Unidos y Reino Unido.
Registró un aumento de sus ventas externas del orden del 18%.
“Aunque la rentabilidad fue un poco menor a la prevista, esto nos permitió incrementar la dotación en un 20% e invertir en acciones destinadas a potenciar el crecimiento en el mediano plazo, como viajes de colaboradores a otras sedes, visitas a Estados Unidos, misiones comerciales, asociaciones estratégicas, equipamiento de un nuevo piso con oficinas y diseño de zona de relax y descanso para el personal”, destaca Walter Abrigo, su director general.
El crecimiento se da en momentos en que crecen las operaciones on line, con proliferación de empresas dedicadas a vender por Internet. El desempeño de mi empresa se explica porque hago mucho foco en el nicho empresarial; agrego valor a los servicios y ofrezco cuenta corriente”, dice.
En la calle Florida, uno de los termómetros para medir la cantidad de turistas extranjeros que llegan al país, aseguraban —antes de poder evaluar cómo habían sido las ventas navideñas— que el balance de 2015 estaba dando para abajo.
“Si bien en facturación crecemos algo más del 2o% en línea con la inflación, en promedio las ventas cayeron en el año un 3%, con una baja de 25% en artículos de cuero en un extremo y librerías subiendo entre 4 y 5%, en el otro”, dice Héctor López Moreno, titular de la Asociación Amigos de la Calle Florida y dueño de un local de indumentaria masculina. “No sólo nos ha afectado la menor afluencia de turistas, sino también flagelos como los arbolitos y vendedores de servicios de turismo; o, en su momento, los manteros, que ahora se han dispersado por otras zonas de la ciudad.”