Bolsas flacas

La caída del consumo tocó su piso. Cómo puede evolucionar de acá en más. Los rubros más y menos afectados. ¿Recuperación estable o con altibajos? Las estrategias de los Supermercados para recuperar terreno. Qué consumidor se perfila para 2020.

En economía, los especialistas recuerdan momentos de contracción en distintas industrias a lo largo de la historia. Al apelar a la memoria reciente, aparece a nivel global el término credit crunch para referirse a la crisis del crédito, a partir de la implosión bancaria de 2008 en los Estados Unidos. Luego, la expresión se usó a nivel local para hablar de la crisis energética, tomando el concepto de crunch tal como se usa para hablar del Big Crunch, en la teoría de la destrucción del universo.

Decir que el consumo en la Argentina está atravesando por una etapa de crunch puede sonar alarmante, pero la realidad es que los números muestran una contracción comparable con la crisis de 2002. Si se pregunta sobre el año pasado, tanto los retailers, los fabricantes y los consumidores prefieren olvidarlo. Los aumentos en las góndolas y en los costos para las cadenas, la devaluación que generó una inflación de casi el doble de lo planeado y salarios que no acompañaron esa curva fueron los motivos que hicieron que 2018 fuera un año de crisis para el consumo. Con caídas en volúmenes de entre 4 y 7 por ciento en promedio, fueron muchas las categorías que tuvieron pérdidas aún mayores. Algunas tendencias, como la compra online, la búsqueda de promociones y el desarrollo de los mayoristas no son nuevas, pero el consumidor todavía se encuentra en una etapa de transformación, que lleva a que también se transforme la industria.

Según datos de Kantar Worldpanel actualizados a mayo, este año tuvo cinco primeros meses `bastante negativos`, tal como los define Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar división Worldpanel. El piso, según la consultora, fue en marzo, con una caída de 15 por ciento interanual en volúmenes, para luego atenuar el derrumbe en abril (-7) y en mayo (-6). Para lo que resta del año, Oria prevé que seguiría esa tendencia de desaceleración en la caída para la canasta que mide la consultora, a pesar de que los precios no seguirían ese ritmo. `El aumento de los precios se sigue acelerando`, observa el ejecutivo, pero menciona como dato positivo que, gracias a una leve recomposición del poder adquisitivo, los aumentos no se traducirán en menos ventas.

Ante este escenario, Kantar Worldpanel prevé que el año cerrará con una caída del 3 por ciento en el consumo (siempre en volúmenes), producto de un primer trimestre con -9,4 por ciento, un segundo en torno al -5 por ciento, un tercero que registraría una baja menor a un punto y un último trimestre ya con una leve recuperación. Vale recordar que, a la hora de la comparación interanual, la segunda parte de 2018 ya mostraba números en rojo producto de la devaluación. En tanto, Nielsen midió un desplome del 15,3 por ciento en marzo/abril últimos, en comparación con el mismo período del año anterior, y un -14,2 por ciento en el acumulado del año. `Nos encontramos frente al mayor retroceso en lo que va del año, acompañado nuevamente de un aumento en los precios promedio -de 56,8 por ciento para marzo/abril`, avisó el informe de la consultora.

`Nueva base de consumo`, dicen los analistas. Ese concepto tiene que ver con un nuevo mercado adaptado a esta recesión, donde el shopper no solo analiza cada precio porque es más consciente de lo que consume, sino porque además se ve obligado a hacerlo para no resentir a un bolsillo que ya está dolido y que pide ayuda. Por el momento, esa ayuda parece provenir de las promociones, que son una amenaza para la rentabilidad de los supermercadistas pero también son la única manera que encuentran para sostener los volúmenes vendidos. Hábitos nuevos y viejos Con paritarias que empiezan a verse, inflación en terreno descendente (aunque en niveles altos todavía) y dólar contenido, los especialistas creen que lo peor ya pasó. Pero todavía no está clara cuál será la nueva forma de consumir para los argentinos. Para los expertos, muchos de los hábitos adquiridos durante la crisis se mantendrán una vez que se recompongan los salarios y las variables económicas, mientras que otros deberían desaparecer.

Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen, sostiene que la búsqueda de una nueva base de consumo sigue en marcha. `Tiene que ver con que durante muchos años hubo un consumo muy inflado. El poder de compra del argentino promedio era extremadamente inflado, debido a no tener que afrontar gastos que hoy hacen que tenga que reducir su compra en términos macro`, analiza. Además, la recesión del último año, acelerada por la devaluación y la inflación, hizo que la retracción sea mayor desde la segunda mitad de 2018 a esta parte.

Para los meses que vienen, no se espera una recuperación que signifique un boom. Los hábitos adoptados en contextos de crisis suelen prolongarse una vez que se recupera el poder de compra, sobre todo en esos casos en los que el consumidor logra obtener una buena experiencia más allá del precio. Por eso, Aragón cree que el consumo de segundas marcas, marcas propias y la compra de cercanía en mayoristas seguirán vigentes en los shoppers más allá de los bolsillos en rojo. `El consumidor retiene los aprendizajes cuando ve beneficios al mantener estos hábitos`, explica.

Para establecer un marco de referencia, Oria, de Kantar, aclara que la crisis 2018/2019 tiene características distintas, pero en algunos rasgos se parece a la de 2002. A su juicio, el pico en unidades alcanzado en 2013 en materia de consumo no puede ser tomado como un modelo a recuperar, sino que un nivel aceptable podría ser volver a 2010. En este contexto, los nuevos hábitos van a variar: algunos se mantendrán y otros irán desapareciendo a medida que se repongan los bolsillos. `Las promociones son un derecho adquirido. La participación de los descuentos en la canasta sigue creciendo y hoy representa el 30 por ciento, cuando en 2015 era el 20`, ejemplifica.

En la variación entre primeras y segundas marcas, el comportamiento argentino es particular. `En general, el público latinoamericano y el argentino es muy marquero. Las marcas en consumo masivo son aspiracionales en los países en desarrollo`, explica Oria. Es por esto que, a pesar de la tendencia a nivel global que muestra a un cliente yendo hacia segundas y terceras marcas, hay muchas categorías en las que el argentino podría volver a las líderes una vez que se recupere el consumo. `En la crisis de 2001 se vio que lo último que se abandonó fueron las primeras marcas, y después fue lo primero que se recuperó`, recuerda.

Sin embargo, el nuevo shopper busca la relación precio-calidad, por eso en los productos en los que pudo encontrar un mejor ahorro y una experiencia que cumpliera con sus expectativas los analistas esperan que se modifique la manera de comprar y crezca de manera sostenida -más allá de la coyuntura- el consumo de segundas marcas.

En el caso de los canales, la situación parece ser distinta. `Cuando vino la explosión de los mayoristas en 2017 les preguntamos a los consumidores si iban a seguir comprando ahí y dijeron que sí. Sin embargo, cuando hubo algunos indicios de recuperación económica se empezó a contraer el volumen en este canal y ahora que volvió la crisis más fuerte empezó a aumentar la participación`, explica Oria sobre el comportamiento de los consumidores finales en este tipo de tiendas de mayor tamaño.

El financiamiento en bienes durables también aparece como una oportunidad para aliviar el consumo masivo y el clima social. Según un informe elaborado por Focus Market vía Gustavo Córdoba & Asociados, más del 42 por ciento de los encuestados utilizaron alguno de los planes Ahora -3,6, 12,18-, mientras el consumo en cuotas con tarjetas de crédito fuera de este instrumento cae mes a mes. La extensión del Ahora 12 forma parte de la batería de medidas que aplicó el Gobierno para impulsar las ventas, en el marco de la campaña electoral.

La posibilidad de pagar sin intereses en electrodomésticos, electrónica, indumentaria y calzado no solo permite una recuperación de casi 10 puntos en shoppings en junio -según Damián Di Pace, director de Focus Market- para esas categorías que fueron las más golpeadas por la crisis, sino que además se traduce en un mayor ahorro de bolsillo para consumir en el supermercado. `Antes el financiamiento en cuotas quedaba abajo del ingreso futuro, ahora el costo financiero total es más bajo, entonces el salario post paritarias le ganaría a la cuota en un plan de financiamiento en cualquier extensión, ya sea de 3,6,12 o 18 cuotas`, afirma Di Pace.

En los próximos meses se verá qué tendencias cobran forma y si el consumo se aleja lentamente del piso para protagonizar una recuperación estable, aunque con otras características.

Una vuelta a lo básico Cómo se comportaron las distintas familias de productos desde la crisis de 2018 a la fecha. Las más y menos afectadas por la retracción de los consumidores. Qué tendencias observan los expertos. Desde hace un año, cuando empezó a impactar en los bolsillos la primera corrida cambiaría de 2018, la bolsa del consumo viene vaciándose mes a mes con cifras que habrían tocado su piso en mayo. Y, según explican los expertos, en los próximos meses debería hacer efecto la combinación de aumentos salariales, estabilidad del dólar -por lo pronto, hasta las PASO- y baja de la inflación para actuar como resorte e impulsar hacia arriba los números interanuales.

El desplome del consumo desde la crisis de 2018 afectó a todos los sectores pero no de la misma manera. La retracción del 10,5 por ciento del consumo privado en el primer trimestre de este año -según la medición del Indec- y del 2,5 por ciento frente al cuarto trimestre de 2018 da una dimensión del impacto que causó la pérdida del poder adquisitivo post devaluación. Semejante derrumbe incidió para que el nivel de actividad cayera 5,8 por ciento en los primeros tres meses de este año frente a igual lapso de 2018 -cuando la economía todavía estaba creciendo.

Al analizar las categorías, y sin perder de vista que la contracción fue general en todos los niveles, se observa que algunas salieron mejor paradas que otras (es decir, perdieron menos volumen). En su último informe correspondiente a mayo, la consultora Kantar Worldpanel reveló que dentro de ese panorama la categoría Alimentos sufrió la caída más suave, sostenido por la demanda de productos de la canasta básica como pastas secas, arroz, polenta y leche en polvo. En la comparación con mayo de 2018, el consumo de alimentos bajó 1 por ciento en volúmenes, y en los cinco primeros meses de este año, 4 por ciento contra el mismo período del año último, según Kantar Worldpanel.

La contracara de los alimentos básicos son las categorías de mayor valor agregado, con pérdidas de dos dígitos. Es el caso de Lácteos, que se contrajo 12 por ciento en los primeros cinco meses de 2019 frente a igual lapso de 2018; Congelados (también 12 por ciento de caída); y Bebidas (-11 por ciento). Limpieza del hogar retrocedió 9 por ciento en enero-mayo, y Cuidado personal, 4 por ciento. Infusiones cayó 5 por ciento.

La búsqueda de ahorros en cada compra y la tendencia hacia un consumo más básico como consecuencia de la caída del poder adquisitivo explica esta tendencia, observa Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar Worldpanel.

En mayo, frente a mayo de 2018, las pérdidas de volumen continuaron, aunque se atenuaron en algunos rubros, de acuerdo con el informe. Alimentos bajó solo 1 por ciento e Infusiones, 2 por ciento. En el resto de los casos, los números siguen en rojo intenso: Lácteos, 11 por ciento; Congelados, 12; Bebidas, 6; Cuidado personal, 6; y Limpieza del hogar, 8 por ciento.

Como podría deducirse, las primeras marcas son las más golpeadas en este proceso. Según Kantar, en mayo cayeron un 13 por ciento en la preferencia del consumidor. Las segundas marcas, en cambio, crecieron un 6 por ciento y las terceras, un 2.

Del lado de las grandes cadenas confirman el dato. `Evidenciamos un cambio en el mix de compras muy claro. Categorías commoditizadas como arroz, harina, fideos, son las que más crecen. Por otro lado notamos un viraje hacia otras, donde nuestras marcas propias cumplen un rol fundamental`, señala Joaquín Santa Coloma, gerente General de Cencosud. En detalle Dentro de cada familia de productos también se viven diferentes realidades. Para la consultora Focus Market, el consumo cayó 8,65 por ciento medido en unidades en los primeros cinco meses de este año contra igual lapso de 2018. Al hacer el análisis de las 15 familias y subfamilias en las que divide su estudio la consultora, se observa nuevamente que la categoría Congelados es la principal perdedora, con un derrumbe del 17 por ciento en unidades vendidas. Luego siguen las Bebidas sin alcohol (gaseosas, aguas saborizadas, isotónicas y jugos), que retrocedieron 15,53 por ciento en el período. Y en el tercer lugar entre los mayores perjudicados, Lácteos, con una caída de 14,58 por ciento.

Con doble dígito en cuanto a menores ventas en unidades aparecen también Cuidado del hogar y del auto (artículos de limpieza, insecticidas y limpiadores), con 11,84 por ciento; Copetín (snacks), 11,02; y Cuidado capilar (shampoo, acondicionador, coloraciones y tratamientos), con 10,77 por ciento. Las demás caen entre 9,85 por ciento (cuidado de la ropa) y 2,58 por ciento la canasta básica (arroz, azúcar, fideos secos, harina, polenta, café, té, yerba y otros productos).

La variación de precios entre 2019 y 2018 no explica, necesariamente, la pérdida que pudo sufrir una categoría, sino que lo que parece imponerse es la compra de primera necesidad. Los productos de Higiene, por ejemplo, acumularon un alza promedio del 65,40 por ciento según Focus Market entre enero-mayo 2019 versus mismo lapso 2018, pero las ventas en unidades cayeron 7,98 por ciento, menos que las de Cuidado capilar (10,77 por ciento), aunque en este caso el aumento de precios fue levemente inferior (63,4 por ciento en promedio). En Higiene entran desodorantes, jabones, papel higiénico y protección femenina, entre otros productos.

Lo mismo se observa al analizar lo que le ocurrió a las Bebidas sin alcohol. Pese a no estar entre las que más aumentaron de precio (46,04 por ciento de un año a otro), perdieron más de 15 por ciento en unidades. De las 15 familias que analiza Focus Market, Productos para bebé es la que más varió de precio 78,49 por ciento- y de las que menos cayó en unidades -3,50 por ciento.

`En la categoría de bebé no hay sustitutos, y los productos de la canasta básica son de demanda inelástica, se tiene que mantener el consumo más allá del precio. En cambio, los congelados son prescindibles`, analiza Damián Di Pace, director de Focus Market, para explicar la diferencia entre dos categorías con distinto comportamiento. Además, el especialista agrega que el segmento de congelados es uno de los más afectados porque le pegó el costo de almacenamiento debido al consumo energético y el costo de la distribución -que debe mantener la cadena de frío.

Otro rasgo de la foto de hoy del consumo es la tendencia a llevar menos unidades por acto de compra. En mayo último las transacciones cayeron 6,4 por ciento frente al mismo mes de 2018 y, en promedio, las unidades por ticket fueron 4,48, contra 4,65 del año anterior. El ticket promedio ascendió a $ 207,3, un 51 por ciento más que un año atrás. El efecto palpable de la devaluación.

De todas maneras, Di Pace analiza los datos que muestran una desaceleración y es optimista respecto del tercer trimestre de este año. `En octubre, para las elecciones, más del 50 por ciento de las categorías que medimos podrían estar recuperándose, aunque seguirán en su mayoría con números negativos`, grafica para explicar cómo será el leve repunte en lo que queda de 2019 . Pablo Ortega. Tira y afloje Mientras fabricantes y retailers afirman que el traspaso de la devaluación de 2018 nunca se completó, la recesión los obliga a moverse con pies de plomo. Cuánta rentabilidad se puede resignar para sostener el volumen. Durante 2018, la devaluación de más del 50 por ciento impactó en los precios en las góndolas y aceleró la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Tanto los consumidores como las consultoras de la industria coinciden en el efecto negativo que tuvo en las superficies de venta y en la retracción aun mayor de un consumidor que ya estaba receloso a la hora de comprar. Sin embargo, los proveedores afirman que el pass through no se pudo hacer al 100 por ciento, con la intención de sostener los volúmenes vendidos y no generar resultados incluso peores en las cadenas y en sus propios balances.

Ahora que el año pasó un primer semestre con una relativa calma cambiaría y una inflación que empezó a desacelerarse, algunos jugadores se plantean si es momento de comenzar a recuperar esos puntos que no se pudieron trasladar a precios en 2018. La jugada es arriesgada, ya que busca recuperar la rentabilidad perdida pero podría profundizar la caída del consumo, la principal preocupación para los retailers y los fabricantes. Del lado de las empresas,muchas dicen que los precios actuales reflejan solo el 80 por ciento del impacto de la devaluación. Algunos players se plantean si ahora es momento de comenzar a recuperar los puntos que no se pudieron trasladar a precios en 2018, una jugada arriesgada.

En un año electoral, los expertos parecen indicar que no es el momento para hacer pruebas. `Hoy se les complica a los fabricantes hacer el pass through, sabiendo que el consumo está muy restringido y puede afectar a otros indicadores. Todos están jugando con un nivel de análisis quirúrgico para ver hasta dónde pueden aguantar los márgenes`, opina Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen, sobre el riesgo en un contexto en el que nadie tiene volúmenes para perder.

Por el momento, las promociones todavía aparecen como las aliadas para mantener el nivel de tickets y de changuitos que salen de las tiendas, a pesar de las consecuencias negativas que demostraron tener en el sector, que resigna márgenes a la vez que se genera una distorsión en los precios que lleva al consumidor a desconfiar de los descuentos. `El tema está en hacer bien el balance entre el volumen y la rentabilidad. Además, hoy se hace mucho foco en las comunicaciones de los descuentos, para que el consumidor entienda que el resto de los productos fuera de promos mantienen precios bajos`, señala Aragón como parte de la estrategia de las cadenas.

`Hoy el único crecimiento en volumen es a nivel promocional, pero esto es porque retrocede el volumen regular, no es que haya un boom`, detalla Joaquín Oria, gerente de Comportamiento del Consumidor de Kantar Worldpanel, y diferencia este momento del de mediados del año pasado, en el que sí creció mucho el volumen de descuentos en la participación de las ventas totales.

Según Ecolatina, la inflación prevista para este año sería del 40 por ciento. Sin embargo, la consultora aclara que desde junio la inflación comenzó a descender y acentuaría su desaceleración para lo que resta de 2019. De acuerdo con Ecolatina, en la primera quincena de junio los rubros que más subieron fueron Otros bienes y servicios (por el aumento en Cigarrillos y Artículos de tocador y belleza), y Equipamiento y mantenimiento del hogar (por la suba en Productos y utensilios de limpieza). Alimentos y bebidas creció por debajo del nivel general y puede resultar una luz al final del túnel para los retailers. La historia sin fin (del segundo semestre) ¿Cuándo se espera la recuperación? Esa es la pregunta que se hacen los consultores, los fabricantes y los retailers. `Hoy no hay ningún indicador que muestre que durante este año haya expectativas crecientes de consumo. A medida que avance el año las caídas pueden empezar a desacelerarse, pero es complicado que haya números positivos, dados los niveles de caída de 2018`, describe Aragón.

Más allá del potencial alivio que pueden traer las paritarias, con resultados en el bolsillo en los próximos dos meses, el especialista no espera una recuperación, sino caídas estables tras tocar el piso: `El supermercadismo estuvo muy castigado. Sigue cayendo pero menos, impulsado por las promociones y el foco en las marcas propias`. Al analizar los productos, el ejecutivo de Nielsen afirma que no hay ninguna categoría que tenga un repunte que ofrezca un panorama más optimista. Hoy, solo alcanza con que deje de profundizarse la caída.

El alivio en los bolsillos no solo es ansiado por las compañías de consumo masivo, sino también por el Gobierno, que busca mejorar el humor social. Por eso, el oficialismo apeló a medidas para reactivar el consumo, como la extensión del Ahora 12 a todos los días. Para Ecolatina, una mejora en el poder adquisitivo podría traccionar una recuperación en la actividad comercial y que las empresas recompongan sus márgenes con mayores cantidades vendidas en lugar de aumentar precios.

`En este sentido, se puede argumentar que la principal política que favorece el consumo es la estabilidad del tipo de cambio. De mantenerse esta calma iniciada luego de que el BCRA anunciara que podría intervenir en el mercado cambiario, la inflación podría continuar su sendero decreciente`, proyecta Ecolatina. Además, los aumentos salariales entrarán en escena. `Si bien esta dinámica no impedirá que el salario real permanezca deprimido en la comparación interanual (en promedio caerá más de 6 por ciento), sí ayudará a que el poder adquisitivo se recupere lenta pero sostenidamente mes a mes, lo que será central para las aspiraciones electorales del oficialismo`, concluye el análisis de la consultora. Florencia Lippo.

Llenar el chango Qué están haciendo los supermercados para impulsar ventas y recuperar espacio frente a los mayoristas y autoservicios de cercanía. Las estrategias en tiempos de bolsillos comprimidos. En la mente del consumidor promedio, el rol de los supermercados es el del malo de la película. `Hacen las promociones y remarcan los precios antes`, responden los consultados en investigaciones de mercado. Pero más allá de las responsabilidades de cada actor en la cadena de comercialización, niveles de inflación del 40 por ciento no hacen más que diluir la percepción de cuánto cuestan los productos. En esta película, tanto los analistas como los jugadores de la industria aseguran que el país está atravesando el nudo, un conflicto con varios antagonistas y sin un héroe que salve a la dama en peligro -en este caso el bolsillo. La resolución no parece tan clara.

Para las cadenas del canal moderno, el desafío es múltiple. A las habituales amenazas por el desarrollo de nuevos canales, la informalidad y las estrategias de precios se suma un consumidor omnicanal, más atento y menos fiel, con un bolsillo resentido. Todo esto hace que la tarea de seducción sea más difícil y cada paso en falso se puede traducir en menos volúmenes.

Algunas cadenas lo vieron a tiempo, otras corrieron detrás de la tendencia. En el mundo digital, todavía queda mucho para hacer y los retailers no parecen encontrarle 100 por ciento la vuelta a la logística. Fuera del e-commerce, la estrategia tienda por tienda también resulta clave para ganar clientes y convencerlos de que llenen -un poco más- sus changuitos, lo que se traduce en un ticket más robusto y atractivo.

Según datos de Nielsen, todos los canales presentan variaciones negativas en el corto plazo y en el acumulado de 2019. En lo que va del año, el segmento que la entidad denomina como Self Cadena -que incluye a los locales con selfservice con tres o más sucursales- fue el que menos se contrajo, con un -6,3 por ciento dentro de un total de canales, que estuvo en el -14,2 por ciento. Por su parte, Perfumería fue el que tuvo un mayor retroceso (-20,5 por ciento), ya que Cuidado personal y Limpieza es la categoría que más cayó en lo que va del año. Al hacer un análisis zona por zona, la mayoría de las regiones tomadas por Nielsen presentan caídas de dos dígitos, a excepción de Córdoba (-6,6 por ciento en el acumulado interanual). La provincia de Buenos Aires es la región con la caída del consumo más pronunciada, de -21,5 por ciento.

Una variación similar muestra la caída en la facturación que mide el Indec: las ventas a precios corrientes del sector supermercadista en marzo de 2019 registraron $ 51.119,1 millones, un aumento del 39,9 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, medidas a precios constantes, fueron de $ 24.673,1 millones, una caída interanual del 14,5 por ciento. `Esta distancia es un claro indicador del impacto del proceso inflacionario y no un crecimiento real del sector`, interpretan desde Claves.

En el último año, la reconversión de cadenas como Carrefour -la que más factura según datos del sector- fue una señal de alerta para los retailers que seguían perdiendo rentabilidad. Consultada para esta nota, la firma francesa no quiso participar, pero el cierre de locales y la conversión de hipermercados a otros formatos habla del ajuste que atravesó en busca de eficiencia en los costos para sortear la recesión.

Otras, como Coto y Walmart, enfatizaron su posicionamiento online y buscaron crecer a través de promociones ad hoc para cada canal y tipo de cliente, con estrategias de la mano de sus tarjetas de fidelización. Con una política similar se movió DIA, con su red de Expertas que ofrece descuentos a partir del perfil de consumo de sus usuarios. Para la española, la crisis se convirtió en una oportunidad para desarrollar su modelo low cost de tiendas y sus productos de marca propia.

Juan Frangella, director Comercial de DIA Argentina, detalla que en 2018 la marca de la cadena fue la más vendida en el canal moderno, tomando en cuenta marcas propias y de fabricantes. Uno de cada dos pesos que se venden de marcas propias corresponden a Marca DIA, un marketshare cercano al 50 por ciento, según destaca Frangella sobre la base de un estudiq de Nielsen que contempló a 191 categorías. `La marca propia es uno de los principales ejes de nuestra estrategia comercial`, agrega el ejecutivo sobre la etiqueta que cuenta con más de 1300 referencias. `En las categorías en que tenemos históricamente un buen desempeño somos líderes en participación, como papel higiénico, hamburguesas, helados, arroz o aceites. Pero también tenemos excelentes resultados en otras con productos más complejos, como toallitas desmaquillantes, tinturas o snacks`, asegura. Segundas que son primeras Una encuesta de DAlessio/IROL detalla que ocho de cada 10 consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en el 20 a 60 por ciento de sus categorías de compras. Los niveles de ventas en supermercados registraron una caída del 14,5 por ciento a precios constantes en marzo, mientras que en autoservicios mayoristas esta caída fue del 16 por ciento, según Claves. Algunas de las cadenas ya desarrollaron más de 400 productos de primera necesidad de su marca propia. Otras apelaron a procesos de reconversión de bocas.

En los formatos, los hipermercados son los grandes perdedores, no solo por la crisis sino porque los clientes buscan otro tipo de experiencia. La motivación pasa por el precio -o por controlar lo mayor posible el gasto en la tienda- y la comodidad. Ambas demandas se ven atendidas por las tiendas de proximidad y los mayoristas, los dos formatos que empezaron a consolidarse antes de la crisis y que se mantendrán una vez que pase el temblor. `Los retailers se adaptaron a esto, que pasó en todo el mundo. Se abren más bocas de cercanía, se apuesta al e-commerce y las tiendas de mayor superficie adoptan un look andfeel más del estilo del mayorista, sin mostrarse como mayoristas, para abaratar los costos`, describe Facundo Aragón, gerente Comercial de Nielsen. Entonces, la receta está en apostar a la cercanía, donde el ticket promedio es acotado, o adoptar un estilo mayorista para optimizar costos y aumentar los volúmenes de venta.

Con la obligación de liderar el mercado local luego de la salida de Matías Videla para encabezar el IPO de los shoppings de Cencosud, Joaquín Santa Coloma, nuevo gerente General de la cadena dueña de Jumbo, Disco y Vea, sostiene que en los primeros cuatro meses del año se vio una recuperación respecto del 2018. `Los sectores con un retroceso de dos dígitos logran ir a la mitad en mayo`, grafica.

`Hoy el cliente busca cercanía. Nuestras tiendas Jumbo de supermercados (1200 m2) vienen creciendo de forma importante. Ya tenemos nueve con este formato y esperamos seguir creciendo en cercanía. Disco y Vea también vienen mostrando crecimientos sostenidos, sobre todo en los últimos meses. Los formatos de hipermercados son los que más están sufriendo`, explica el ejecutivo.

Para Juan Vasco Martínez, director Ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), la agenda de las cadenas está marcada por dos preocupaciones, una estructural y otra coyuntural. La competencia informal en consumo masivo, que alcanza el 74 por ciento en autoservicios independientes según mediciones de la entidad, es el principal problema. `Una gran parte del costo de las cadenas es el laboral y la informalidad da desventajas impositivas`, analiza Martínez.

Inevitablemente, en ASU se habla de la caída del consumo. `En mayo, tomando cadenas y autoservicios, estamos 6,7 por ciento abajo en unidades. Por formato, los supermercados están 1,8 abajo y los autoservicios, 10 por ciento`, detalla el director de la asociación que tiene a Alfredo Coto como presidente. `Rentabilidad no hay, en la industria se habla de números menos malos. Hay ejemplos de cadenas que presentaron el procedimiento preventivo de crisis o que están en quiebra. Es una situación complicada que obliga a adaptarse, tratar de ser más eficientes y compensar los costos`, agrega. Empresa por empresa La consultora Claves toma distintas variables para medir la situación actual de los principales retailers del país. Una es el ROA (retorno sobre activos), que da cuenta de la rentabilidad de los activos existentes de una compañía. De acuerdo con este indicador, las empresas más rentables son Millán -de Supermercados Átomo- con el 16,1 por ciento y Cencosud con el 11,8 por ciento. Por su parte, La Anónima y Mayorista Makro muestran indicadores financieros negativos. `La Anónima no cerraba un balance negativo desde la crisis de 2001/2002, perdió en tres meses casi lo mismo que en un año. La caída del consumo y la suba de costos le provocaron una pérdida de $ 102 millones entre julio y septiembre de 2018`, detalla el estudio sobre la cadena que tiene 163 sucursales y ocupa el cuarto lugar en ventas a nivel nacional.

Carrefour en 2018 inició un fuerte proceso de reestructuración en la Argentina con cierre de sucursales y la reconversión de tiendas tradicionales en mayoristas. Según los resultados de su tercer trimestre económico, el grupo francés obtuvo ventas globales por 21.097 millones de euros, cifra 2,8 por ciento inferior a la de hace un año debido a la depreciación de las divisas de la Argentina y Brasil frente al euro. Mientras que a tipo de cambio constante las ventas en la Argentina aumentaron un 26,8 por ciento, la devaluación provocó que a precios corrientes la facturación local cayera 29,7 por ciento, según Claves.

El caso de DIA es similar a pesar de sostener sus volúmenes. En su último balance cerrado en septiembre y por el período de nueve meses aplicó por primera vez para sus números argentinos la norma contable para economías hiperinflacionarias y el rojo local ascendió a 27 millones de euros.

Finalmente, Claves analiza a Cencosud. A junio de este año, los ingresos aumentaron 26 por ciento en moneda local, mientras que en pesos chilenos disminuyeron 20,1 por ciento, por la devaluación del peso argentino. F.L. En los formatos, los hipermercados son los grandes perdedores, no solo por la crisis sino porque los clientes buscan otro tipo de experiencia.

 

Publicado por Apertura el 25/07/2019. 

Pindonga y Cuchuflito, marcas rebajadas por CFK como el “Yuyito” de la soja, venden el 43% del mercado

El 43% de los productos vendidos en el canal masivo corresponde a estas categorías más económicas, las segundas marcas, nombradas y rebajadas despectivamente por Cristina en Mar del Plata, son miles de Pymes las que las fabrican y crecen y crecen. “Ahora aparecen y proliferan marcas La Pindonga o Cuchuflito que nadie conoce”, dijo Cristina Kirchner, ex presidente y actual candidata a vice, e instaló la polémica (una de tantas luego de su discurso de presentación de su libro “Sinceramente”, en Mar del Plata, el viernes pasado).

Como se viene informando en los medios, en los últimos meses las segundas marcas no paran de ganar terreno en las preferencias de los argentinos en las góndolas. La crisis pegó fuerte, la inflación castiga los bolsillos y la gran mayoría se ve obligada a ajustar sus presupuestos.

En unidades las marcas ‘Pindonga y Cuchuflito’ alcanzan el 42,8% de los productos vendidos en el canal de consumo masivo (Di Pace). “El consumo masivo cae 10,5% en el acumulado del primer semestre del año. Las ventas minoristas de acuerdo a la CAME presentan una baja para el mismo período del 12,2 %. Las transacciones, con una variación del -4,55% vs en el mismo periodo, nos indican que continúa la tendencia de menos unidades por cada compra. Sin embargo, hay marcas dentro de ciertas categorías de productos que resultan ganadores incluso en el actual contexto”, asegura Damián Di Pace, director de Focus Market.

Según datos de la consultora, desde 2016 a 2019 las “marcas mayoristas y económicas” pasaron de un participación del 32,6% al 42,8% en unidades y del 21,5% al 27,7% en facturación. Así, algunas marcas por categoría que se están subiendo al podio de los colosos del consumo masivo son:
– Gaseosas: Manaos, Secco y Cunnington
– Galletitas: Pitusas, Don Satur, Gaona, Okebón y Tym
– Leche: La Martona y Apostoles
– Quesos: Barraza y Punta del Agua
– Cervezas: Scheneider e Isenbeck
– Aceites: Marolio
– Purés de tomates: Molto
Estamos ante un consumidor cada vez más abierto a la hora de comprar, y más informado e inteligente, que comprendió y comprobó que existen alternativas de igual o mejor calidad que las marcas que venían comprando, y a menor precio (Mellicovsky). “En precios por segmento, en el primer trimestre de 2019 el crecimiento de estas segundas marcas en consumo masivo fue del 5% y en facturación del 4,3%. En unidades las marcas”Pindonga y Cuchuflito”alcanzan el 42,8% de los productos vendidos en el canal de consumo masivo”, detalla Di Pace.

Una encuesta de D”Alessio/IROL, en tanto, detalla que ocho de cada diez consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en un rango del 20 al 60 por ciento de sus categorías de compras.
“Creemos que el consumidor valora a aquellas marcas que lo acompañan en momentos difíciles. Protegiéndolo y poniéndonos de su lado, estamos construyendo esa relación a futuro. Por eso el año pasado no trasladamos la totalidad de las subas de costos y resignamos márgenes. Nuestro crecimiento refleja que el consumidor lo reconoce y lo valora”, aseguro Julián Mellicovsky, uno de los dueños de Ecovita, una fábrica del conurbano de con 70 productos de higiene y limpieza.

“Somos entre un 10% y 30% más baratos que primeras marcas. Por ejemplo, un jabón líquido de 800 ml nuestro cuesta unos $ 70, versus entre $ 90 y $ 130 de las más conocidas”. Según la empresa, estos productos tuvieron un 30% de crecimiento en litros producidos en lo que va del año.
El crecimiento de estas segundas marcas en consumo masivo fue del 5% y en facturación del 4,3%
Mellicovsky describe que el auge de las segundas marcas en realidad es un fenómeno mundial y algo que viene ocurriendo hace muchos años. “Muchos piensan que es sólo un producto de la crisis e infieren que cuando termine el consumidor va a volver a las marcas tradicionales. Pero en realidad estamos ante un consumidor cada vez más abierto a la hora de comprar, y más informado e inteligente, que comprendió y comprobó que existen alternativas de igual o mejor calidad que las marcas que venían comprando, y a menor precio”, detalla.

“Desde 2016, este segmento ganó mercado con mucho esfuerzo y generando empleo”, asegura Di Pace.
“Dentro de las categorías donde las marcas económicas ganan más terreno en forma interanual se encuentran cerveza, gaseosas, harina, salchichas y aceite. Sin embargo cuando lo analizamos por nivel de penetración de mercado en las que mayor participación tienen es en enlatados, puré de tomate, detergentes, pastas secas, entre otros”, detalla en analista.

Mañana martes se conocerán los datos del Indec sobre ventas en supermercados. Según la última cifra disponible, en abril las ventas en grandes cadenas a precios constantes (base de diciembre de 2016) sumaron un total de $ 23.097,7 millones, lo que representa una caída de 6,4% respecto al mes anterior y una caída del 12,6% respecto a abril de 2018.

 

Publicado por Día por Día el 23/07/19.

Día del Amigo austero: ¿pizza, picada o empanadas?

Más pizza, menos asado. Regalos por hasta $300. A pesar del bolsillo ajustado, hay decisión de festejar el Día del Amigo con lo que se pueda. Las promociones ayudan, claro, pero lo que importa es juntarse.

El 44% de los argentinos elegirá pizza en la celebración de la amistad, asegura un estudio de la consultora Focus Market que relevó 6849 casos en todo el país. Luego, sigue la picada (36%) y en tercer lugar, un clásico argentino: el asado (14%). Un 3% eligió pastas y otro 3%, empandas.

En 2018, la historia era distinta. Reinaba la picada con el 57% de los encuestados que la elegían. Seguía la pizza, con un 28%, y luego el asado, con un 11%.

La decisión de abandonar la picada coincide con los hábitos de consumo relevados por otra consultora, D’Alessio IROL. Según la firma, un 62% de los argentinos dice haber reducido su consumo de fiambre.

Los precios por kilo de los fiambres se dispararon con la inflación y en 2019, según relevó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en junio, se podía conseguir queso pategrás por $542,49 y salame por $477,73.

A la pregunta “¿Cuánto pensás gastar en el Día del Amigo?”, realizada en el estudio de Focus Market, un 27% asegura que no planea regalar nada. Un 23% dice que gastará hasta $500 y otro 23%, hasta $300.

Finalmente, en los canales de comunicación para enviar saludos durante la celebración triunfa el WhatsApp en el 75% de los casos. Un 10% elegirá el teléfono y un 8%, Facebook.

Consejos para ahorrar en el Día del Amigo

  • Planear importa. La demanda en los restaurantes y bares va a ser alta el sábado por la noche y, para evitar rebotar en la puerta y tener que irse a otro lugar con otro presupuesto, es mejor reservar donde cada grupo se sienta cómodo.
  • Hacer cuentas. La pizza es más barata que las empandas. Suponiendo que hay un grupo de cuatro amigos y que cada persona come cuatro porciones o cuatro empanadas, y sobre la base de un relevamiento de cadenas “premium”, la pizza costaría unos $140 por persona contra las empanadas que saldrían unos $200 por persona.
  • Atención a los descuentos. Las grandes cadenas de supermercados están haciendo promociones en snacks y cervezas durante el fin de semana. Hay promociones del 70% en la segunda unidad (es decir, 35% de descuento en cada producto) y de 3×2 (un 33% menos en cada bien).
  • Apostar por el celular. La competencia en las apps de delivery está alta y algunas ya anunciaron que van a tener promociones ese día para captar más clientes. Tal vez sea una mejor opción que pedir por teléfono.

 

Publicado por La Nación el 20/07/2019

El 52% de los argentinos piensa que la economía estará mejor dentro de un año

El último Monitor del Humor Social de D”Alessio IROL indica que continúa la tendencia positiva a futuro sobre las expectativas económicas. De acuerdo a los resultados, el 52% cree que la economía del país estará mejor dentro de un año, contra el 38% que opina que estará peor, valores que se acercan a los previos a las legislativas de 2017.

Este optimismo es sostenido principalmente por electores de Cambiemos, ya que el 71% considera que estará mucho mejor o mejor el año entrante, contra el 32% de aquellos que votaron a Scioli en el balotaje en 2015. Aún en el grupo de electores de la oposición se observa una merma en la visión negativa hacia al futuro económico de la Argentina, quizás debido a la esperanza que sientan por un cambio de gobierno con cual se sientan más identificados, pasando del 57% al 55% en esta medición, alcanzando su nivel más bajo desde octubre de 2017.A pesar de la estabilidad del dólar y la calma de los mercados, la realidad es que la situación económica sigue siendo angustiante para la enorme mayoría de los argentinos: el 78% opina que la situación económica del país está peor en comparación con el año pasado, contra el 20% que expresa lo contrario.

Nuevamente se observa una diferencia de percepciones según el lado de la grieta en que se encuentra el consultado: para el 35% de los electores de Macri en el balotaje en 2015 la situación está mejor que hace un año (cuando esa cifra llegaba a 15% hace apenas dos meses), mientras que esta visión alcanza a sólo un 4% de los votantes opositores.Una vez más la obsesión por la inflación y la incertidumbre sobre el rumbo económico se encuentran entre los principales problemas que desvelan a los argentinos: para el 94% de los consultados la inflación lidera el podio, seguida por la falta de certeza respecto del rumbo de la economía del país, con el 72%, aunque parecieran tener mayor peso entre los opositores (98% y 83%) que entre los partidarios de Cambiemos (90% y 61%, respectivamente).

En tercer lugar, aparece los temas vinculados a la inseguridad y delincuencia con el 59%, preocupación que crece al 69% entre oficialistas.

En cuarto lugar, con 42%, las menciones a no ver propuestas realizables para mejorar el crecimiento económico, seguida por el persistente reclamo por la corrupción del gobierno anterior, con alrededor del 40%, pero que asciende a 6 de cada 10 partidarios de Cambiemos.

Le siguen la dificultad para pagar tarjetas y créditos, con 39%, que sigan dando subsidios a quienes no lo merecen, con el 36%, y el temor a perder el trabajo, con idéntico porcentaje.Sin embargo, la dificultad para afrontar el pago de tarjetas y créditos se da con mayor énfasis entre los opositores (54%), así como el temor a perder la fuente de ingresos (55%), en cambio, la entrega indiscriminada de subsidios es un reclamo sostenido por el 57% de los electores oficialistas.

Sigue la inquietud acerca de la posible corrupción del actual gobierno, con el 34%, preocupación que alcanza al 46% de los opositores.

Finalmente aparecen quién resultará vencedor en octubre, con el 31% y la falta de control de los piquetes, con 26%, inquietudes que tienen mayor peso entre oficialistas: 46% (contra 15% entre opositores) y 45% (contra 5% entre opositores), respectivamente.La preocupación por la inflación atraviesa de manera similar a todos los encuestados por igual, sin distinción por tramo etario.

Sin embargo, las diferencias aparecen en torno la inseguridad y a cuestiones de tinte político, como la corrupción del gobierno kirchnerista, la entrega indiscriminada de subsidios y la falta de control de los piquetes y cortes, que se afectarían más a los mayores de 55 años.

También se observan distinciones respecto de las dificultades para afrontar los pagos de créditos y tarjetas, del temor a perder el trabajo, que afectarían más a los segmentos de hasta 55 años.Por último, la falta de crédito para comprar una vivienda preocupa más a los menores de 35 años.Pese a que los altos niveles de inflación y la incertidumbre sobre la economía siguen estando al tope de las preocupaciones, en la visión más optimista influyó la menor volatilidad que registró el mercado cambiario en los últimos días, sumada a una leve recuperación del consumo, producto de los planes de estímulo lanzados por la Casa Rosada, tales como Precios Cuidados y Esenciales, más la extensión de los programas Ahora 3, 6, 12 y 18 cuotas.

En efecto, el pago en cuotas es una práctica común de los argentinos: tres de cada cuatro consultados se encuentra actualmente realizando ese tipo de operaciones, ya sea por tarjeta de crédito (55%), préstamos bancarios (16%) o de algún otro tipo (3%).

Además, 3 de cada 10 admiten que comprarán indumentaria, calzado y marroquinería con estos planes en cuotas fomentados por el Gobierno Nacional y un 21% que los destinarán al turismo.
Aunque los que apoyan a la administración macrista, se muestren más propensos a su uso: un 39% de ellos aseguró que comprará indumentaria en cuotas o un 30% que los destinará al turismo, contra sólo 18% y el 9%, respectivamente, del votante Frente para la Victoria en el balotaje de 2015, según TN.El fortalecimiento del peso en la Argentina, en un contexto en el cual el dólar se aprecia a nivel internacional, alimenta en los mercados la sensación de estabilidad relativa de nuestra moneda.

Hace poco más de una semana el periódico británico Financial Times publicó un artículo titulado “Los inversores se entusiasman con las señales de la Argentina”, en el que se destaca el surgimiento de un escenario más prometedor para el país.

Por el momento parecen haber quedado atrás las jornadas en las cuales los inversores se desprendían masivamente de los activos argentinos ¿Parará la contienda electoral con la misma apacibilidad? Es la principal incertidumbre.

Los balanceos propios de la contienda electoral tienen la potencialidad de provocar nuevas mareas, estas podrían afectar la calma relativa.

Volviendo al ámbito doméstico, la mejora de los salarios y el provecho de los planes electoralistas (en el pasado vituperados por los socios de Cambiemos cuando eran utilizados por el FPV como instrumento para ganar elecciones) renuevan el humor social, lo que a su vez promueve una mayor ilusión en la campaña del oficialismo. La euforia es tal que el propio Jaime Durán Barba afirmó que se puede ganar en primera vuelta. ¿Exageración, realidad o mera estrategia de campaña?.

Continúa el optimismo: el 52% piensa que la economía del país estará mejor dentro de un año

El dato sobresaliente del último Monitor del Humor Social que elaboramos mensualmente junto a D”Alessio IROL es que continúa la tendencia, evidenciada en el mes anterior, hacia una vuelta del optimismo, donde las expectativas económicas a futuro volvieron a ser favorables y mayoritarias: el 52% cree que la economía del país estará mejor dentro de un año, contra el 38% que opina que estará peor, valores que se acercan a los previos a las legislativas de 2017. Este optimismo es sostenido principalmente por electores de Cambiemos, ya que el 71% considera que estará mucho mejor o mejor el año entrante, contra el 32% de aquellos que votaron a Scioli en el balotaje en 2015. (Datos correspondientes a la medición de junio realizada en forma online a 1.038 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país).

Aún en el grupo de electores de la oposición se observa una merma en la visión negativa hacia al futuro económico de la Argentina, quizás debido a la esperanza que sientan por un cambio de gobierno con cual se sientan más identificados, pasando del 57% al 55% en esta medición, alcanzando su nivel más bajo desde octubre de 2017.

A pesar de la estabilidad del dólar y la calma de los mercados, la realidad es que la situación económica sigue siendo angustiante para la enorme mayoría de los argentinos: el 78% opina que la situación económica del país está peor en comparación con el año pasado, contra el 20% que expresa lo contrario. Nuevamente se observa una diferencia de percepciones según el lado de la grieta en que se encuentra el consultado: para el 35% de los electores de Macri en el balotaje en 2015 la situación está mejor que hace un año (cuando esa cifra llegaba a 15% hace apenas dos meses), mientras que esta visión alcanza a sólo un 4% de los votantes opositores.

Una vez más la obsesión por la inflación y la incertidumbre sobre el rumbo económico se encuentran entre los principales problemas que desvelan a los argentinos: para el 94% de los consultados la inflación lidera el podio, seguida por la falta de certeza respecto del rumbo de la economía del país, con el 72%, aunque parecieran tener mayor peso entre los opositores (98% y 83%) que entre los partidarios de Cambiemos (90% y 61%, respectivamente). En tercer lugar, aparece los temas vinculados a la inseguridad y delincuencia con el 59%, preocupación que crece al 69% entre oficialistas. En cuarto lugar, con 42%, las menciones a no ver propuestas realizables para mejorar el crecimiento económico, seguida por el persistente reclamo por la corrupción del gobierno anterior, con alrededor del 40%, pero que asciende a 6 de cada 10 partidarios de Cambiemos. Le siguen la dificultad para pagar tarjetas y créditos, con 39%, que sigan dando subsidios a quienes no lo merecen, con el 36%, y el temor a perder el trabajo, con idéntico porcentaje.

Sin embargo, la dificultad para afrontar el pago de tarjetas y créditos se da con mayor énfasis entre los opositores (54%), así como el temor a perder la fuente de ingresos (55%), en cambio, la entrega indiscriminada de subsidios es un reclamo sostenido por el 57% de los electores oficialistas. Sigue la inquietud acerca de la posible corrupción del actual gobierno, con el 34%, preocupación que alcanza al 46% de los opositores. Finalmente aparecen quién resultará vencedor en octubre, con el 31% y la falta de control de los piquetes, con 26%, inquietudes que tienen mayor peso entre oficialistas: 46% (contra 15% entre opositores) y 45% (contra 5% entre opositores), respectivamente.

La preocupación por la inflación atraviesa de manera similar a todos los encuestados por igual, sin distinción por tramo etario. Sin embargo, las diferencias aparecen en torno la inseguridad y a cuestiones de tinte político, como la corrupción del gobierno kirchnerista, la entrega indiscriminada de subsidios y la falta de control de los piquetes y cortes, que se afectarían más a los mayores de 55 años. También se observan distinciones respecto de las dificultades para afrontar los pagos de créditos y tarjetas, del temor a perder el trabajo, que afectarían más a los segmentos de hasta 55 años.Por último, la falta de crédito para comprar una vivienda preocupa más a los menores de 35 años.

Pese a que los altos niveles de inflación y la incertidumbre sobre la economía siguen estando al tope de las preocupaciones, en la visión más optimista influyó la menor volatilidad que registró el mercado cambiario en los últimos días, sumada a una leve recuperación del consumo, producto de los planes de estímulo lanzados por la Casa Rosada, tales como Precios Cuidados y Esenciales, más la extensión de los programas Ahora 3, 6, 12 y 18 cuotas. En efecto, el pago en cuotas es una práctica común de los argentinos: tres de cada cuatro consultados se encuentra actualmente realizando ese tipo de operaciones, ya sea por tarjeta de crédito (55%), préstamos bancarios (16%) o de algún otro tipo (3%).

Además, 3 de cada 10 admiten que comprarán indumentaria, calzado y marroquinería con estos planes en cuotas fomentados por el Gobierno Nacional y un 21% que los destinarán al turismo.Aunque los que apoyan a la administración macrista, se muestren más propensos a su uso: un 39% de ellos aseguró que comprará indumentaria en cuotas o un 30% que los destinará al turismo, contra sólo 18% y el 9%, respectivamente, del votante Frente para la Victoria en el balotaje de 2015.

Publicado por TN el 14/07/19.

Encuesta D’Alessio Irol: ¿Cuáles son los temas que más preocupan a los argentinos?

La última encuesta de opinión pública elaborada por la Consultora D’ Alessio IROL en conjunto con Berensztein develó cuál es la problemática que más preocupa a los argentinos. La misma se basa en la respuesta de los más de mil encuestados en todo el país, en el mes de junio de manera on line, y demuestra que una vez más, el devenir de la economía tiene un papel relevante entre los argentinos.

Según lo concluído por la Consultora, “se mantienen como principales preocupaciones la inflación y la incertidumbre”, es decir, hacen hincapié en lo relacionado a la economía. “Otros asuntos de tinte económico figuran entre los más mencionados, aunque con menor peso que los primeros (crecimiento, deudas personales y temor al desempleo)”, sondeó el estudio.

“La inseguridad sigue siendo el segundo tópico de angustia”, subrayan las principales conclusiones, en la que se recalcan, también, que se “sostienen reclamos por la corrupción (especialmente la kirchnerista) y por la entrega de subsidios”.

Cabe destacar que quienes eligieron por Macri en el 2015 son los que en la actualidad se encuentran más preocupados por la inseguridad, los subsidios innecesarios, y los piquetes, como así también por los resultados de las próximas elecciones, que se darán en octubre; en tanto que quienes eligieron por el Frente Para la Victoria, son la incertidumbre económica, la dificultad para saldar las deudas pendientes, y el temor al perder el empleo.

“Los ciudadanos de mayor edad se expresan más preocupados por la inseguridad y por asuntos políticos vinculados a la corrupción kirchnerista, la entrega de subsidios y los piquetes”, sostiene la consultora en su informe. Finalmente, aclara que “algunos temas económicos podrían afectar más a los grupos jóvenes, como el pago de deudas, el desempleo y el acceso a la vivienda (este último con foco en menores de 35 años)”.

Para el votante, la inflación debe ser la prioridad del próximo gobierno

En un panorama polarizado, también importan el combate contra la pobreza, la falta de trabajo y la inseguridad, la incertidumbre económica y el castigo a los hechos de corrupción

Luego de largas especulaciones y frenéticas negociaciones, tenemos a partir del cierre de listas un escenario bastante más preciso respecto de la naturaleza del proceso electoral . Muchas de las certezas que hasta hace poco parecían dominar el debate público quedaron descartadas, mientras que otras hipótesis que lucían tentativas o de baja probabilidad serán claves para comprender el desarrollo político de los próximos meses e, incluso, el eventual resultado final.

Tres hechos estilizados se destacan hasta el momento. El primero, una temprana polarización que abarca más de dos tercios del electorado. El segundo, una moderación discursiva que apunta a seducir a un votante independiente que rechaza las propuestas radicalizadas. El tercero, la preeminencia de factores económicos en las prioridades de los votantes. En un entorno tan volátil y dinámico como el que caracteriza a la política argentina, algunos de estos pilares pueden perder importancia relativa a medida que avance la campaña, al tiempo que otros ejes seguramente terminen agregando matices e interés a un debate que, por el momento, no se distingue por su calidad ni por la originalidad de las (pocas) ideas que lo nutren.

Ahora bien, ¿cuál ha sido hasta ahora la reacción del electorado en estos pocos días que transcurrieron desde la oficialización de las candidaturas? Un estudio muy reciente de D’Alessio Irol-Berensztein sugiere que, confirmado que no habrá contiendas internas para seleccionar candidatos a presidente en ningún espacio, el 60% de los encuestados considera inútiles las PASO, contra un 38% que las sigue estimando necesarias. La grieta se hace presente en este punto: las primarias no sirven para el 85% de los votantes de Cambiemos en el ballottage de 2015, cifra que baja a 35% entre los que en aquella oportunidad eligieron al Frente para la Victoria. Esto explica la insistencia de Alfredo Cornejo por limitar las primarias a aquellos distritos y cargos donde exista, en efecto, competencia. El desinterés por las PASO se explica, por ejemplo, por el hecho de que el 85% de los consultados ya tiene definido su voto para octubre.

Un 46% de los consultados considera que hubo más “traiciones” que en el pasado, al que se suma otro 43% que estima que el número de “sorpresas” en las alianzas también fue mayor. Los hechos más significativos previos al cierre de listas fueron la decisión de Cristina de presentarse como candidata a vicepresidente (67%), la inclusión de Miguel Pichetto como vice de Macri (62%) y la salida de Sergio Massa de Alternativa Federal para convertirse en primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires del Frente de Todos (49%).

A la hora de evaluar a los candidatos a presidente, el 37% se mostró conforme con el menú de opciones. Existen algunos ausentes con peso en la preferencia de la ciudadanía: un 21% hubiera querido que se presentase María Eugenia Vidal, mismo porcentaje que clama por Cristina Fernández. Martín Lousteau y Axel Kicillof, con 9% cada uno, las siguen en el ranking. En contraposición, existe un ítem en el que Alejandro Biondini, candidato del Frente Patriota, podría quedar cerca de ganar en primera vuelta: el del rechazo. Un 44% hubiera preferido que no figurase como potencial presidenciable en ninguna boleta. Macri tiene un 40% en este rubro, no muy lejano al 37% que ostentan Alberto Fernández y el excarapintada, extitular de Aduana y hoy candidato del Frente Nos, Juan José Gómez Centurión.

Un 32% de los votantes se identifica con el peronismo (21% constituye el núcleo duro del kirchnerismo) y un 29% con Juntos por el Cambio. El tercio restante lo constituyen partidos minoritarios (4% liberales, 2% izquierda -que está representada en estas elecciones con FIT Unidad, liderada por Nicolás del Caño, y con Manuela Castañeira, la única mujer candidata a presidente, por el Nuevo MAS-, 1% Consenso Federal), descreídos de la política e independientes.

Podemos imaginar la enorme perplejidad que un Lucien Febvre o un Fernand Braudel, padres fundadores de la Escuela de los Anales, sentirían si pudieran analizar esta singular Argentina: aquí la distancia entre junio y octubre puede considerarse largo plazo. Por eso, la certeza respecto de las listas no despeja las incertidumbres en otras áreas, en particular en materia económica y, más específicamente, respecto del tipo de cambio. En este sentido, apenas un 41% de los consultados estimó que su situación económica estará mejor que ahora en el momento de emitir su voto, contra un 51% que cree que estará peor que en la actualidad. De nuevo, la polarización se visualiza con total claridad en este rubro: los optimistas son 68% entre los votantes de Cambiemos de 2015 y apenas 12% entre los del Frente para la Victoria. Los que ven el vaso medio vacío, 23% y 80%, respectivamente. Sin embargo, se vislumbra un punto de unión entre todos los argentinos: el hecho de que el próximo gobierno debe combatir la inflación como prioridad. El 61% opinó de este modo (contra el 29%, que priorizó la cuestión de la pobreza) y las diferencias entre votantes de Cambiemos (63%) y del Frente para la Victoria (59%) son mínimas. La falta de trabajo quedó en tercer lugar, seguida de la inseguridad, la incertidumbre económica y que queden sin castigar los hechos de corrupción del gobierno anterior, ítem mencionado por el 20% de los encuestados, de los cuales solo un 4% votó al FPV en 2015.

Ante la consulta “¿quién cree que será el próximo presidente de los argentinos?”, el actual mandatario Mauricio Macri obtuvo ventaja sobre Alberto Fernández: 47% contra 42%. José Luis Espert (2%), candidato por el Frente Despertar, y Roberto Lavagna (1%), titular de Consenso Federal, fueron mencionados en este punto. Macri y Fernández también fueron los nombres que aparecieron en prácticamente todas las respuestas cuando se consultó cuál es el candidato que podría mejorar la situación económica, aunque en este caso se inclinó levemente la balanza a favor del titular del Frente de Todos: 37% (el 99% de los que se identifican con el kirchnerismo lo eligieron) contra 36% de Macri (avalado por el 88% de quienes se sienten representados por Cambiemos). Los porcentajes de Lavagna (8%) y Espert (6%) resultaron más elevados en este rubro.

El punto más destacado de la encuesta, notablemente, es el que demuestra el relativo escepticismo imperante en la sociedad: un 43% considera que Macri podría hacer un buen gobierno, contra un 39% de Fernández. La mayoría, no obstante, mira con pesimismo el futuro: 48% y 54%, en ese orden, auguran un mal gobierno. La grieta aquí alcanza su máxima nitidez: 99% de los cercanos al kirchnerismo consideran a Fernández-Fernández la salvación y ese mismo porcentaje ve en Macri-Pichetto el apocalipsis; un 96% de quienes se identifican con Juntos por el Cambio estima que un nuevo ciclo populista podría ser nefasto y un 95% augura un buen porvenir a la fórmula encabezada por el Presidente. El telón se ha levantado: es hora de ver, de aquí a octubre, qué tienen los actores para mostrar.

 

Publicado en La Nación el 28/06/19.

Grandes cadenas aumentan la elaboración de marcas propias para ganar clientes

La pérdida de poder adquisitivo hizo que el consumidor cambie sus hábitos de consumo y recurra a productos de segunda líneas. Atentos a esta tendencia, los supermercados empezaron a aumentar la elaboración de sus marcas para ganar clientes en ese mercado.

Una encuesta elaborada por DAlessio/IROL detalló que 8 de cada 10 consumidores se pasaron a segundas marcas y las utilizan en el 20% a 60% de sus categorías de compras. El motivo responde a la gran caída en el poder adquisitivo de los hogares, que generó nuevas estrategias de compra: cambiar de comercios, de marca o buscar promociones para hacer rendir al máximo su gasto en la canasta básica.

En esa línea, el trabajo detalló que los niveles de ventas en supermercados registraron una caída del 14,5% a precios constantes en marzo de 2019, mientras que en autoservicios mayoristas esta caída fue del 16,0 por ciento.

Frente a la retracción del consumo y a un cambio de hábitos por parte de los consumidores, el sector supermercadista viene potenciando la expansión de la marca propia, buscando la innovación y el desarrollo de productos a menor costo. Algunas de las cadenas ya han desarrollado más de 400 productos básicos de su marca propia, ofreciendo un surtido amplio a menor costo. Otras empresas también apelaron a estrategias de reorganización del negocio a través de procesos de reconversión, ampliación y reducción.

Para aumentar las ventas y disminuir su stock, supermercados ofrecen promociones (la segunda unidad al 50% de descuento; 3×2; 2×1; ofertas especiales en determinados di as) y alternativas de pago y financiación (descuentos con algunos bancos y pago en cuotas). Otras empresas también apelaron a estrategias de reorganización del negocio a través de procesos de reconversión, ampliación y reducción.

Las segundas marcas ganaron 10 puntos de mercado en los últimos tres años, también en ese período las marcas premium perdieron dos puntos en los sectores de alimentos y lácteos, pero resisten en cuidado del hogar y belleza. Los mayoristas alcanzan su participación histórica y los formatos de cercanía como discounters y minimercados son los que más crecen.
Para la consultora, la gran caída en el poder adquisitivo de los hogares, debido principalmente al aumento en las tarifas y el aumento generalizado de precios, hace que el momento del consumo masivo en Argentina sea quizá uno de los más complejos de su historia. La investigación señala que los supermercados no ven en el corto plazo que la recuperación económica se vaya a manifestar en el consumo masivo; prevén un año difícil y entienden que va a haber que trabajar aún con más austeridad.

 

Publicado en BAE el 26/06/19.

Por las elecciones y la caída del consumo, se desplomó 60% el financiamiento estructurado

La calificadora de riesgo detectó que por las presidenciales, la crisis económica y las altas tasas la “mayoría” de los emisores argentinos redujeron sus volúmenes de originación y se enfocan en los deudores de alta calidad. La incertidumbre política por las elecciones y las elevadas tasas de interés que encarecen el crédito provocaron una abrupta caída de las emisiones de financiamiento estructurado en la Argentina.

Según un reporte de Standard & Poor’s, el número de emisiones de financiamiento estructurado en América Latina bajó 30% a u$s 2.600 millones en el primer trimestre del año, por una fuerte de caída en la cantidad de transacciones con derivados financieros locales. Este tipo de emisiones incluyen transacciones toda clase de valores respaldados por activos o no como los créditos hipotecarios, prendarios o al consumo, las cuentas por cobrar, ingresos o flujos futuros de diversos tipos, entre otros.

“Las emisiones en la Argentina durante el primer trimestre de 2019 bajaron 60% en comparación con el primer trimestre de 2018”, remarcó S&P. “Todavía proyectamos que las principales emisiones estén respaldadas por los ingresos de las cuentas por cobrar de tarjetas de crédito regionales y por créditos al consumo no garantizados. Las nuevas emisiones aumentaron en abril y mayo, pero no prevemos un crecimiento real en el volumen de 2019”, agregó.

La calificadora de riesgo detectó que por las presidenciales, la crisis económica y las altas tasas la “mayoría” de los emisores argentinos redujeron sus volúmenes de originación y se enfocan en los deudores de alta calidad.

Pero además, alertaron por la fuerte caída del consumo masivo por la “complicada” situación económica, aunque admiten que todavía hay margen para endeudarse.

“Este tipo de operaciones todavía tienen suficiente respaldo crediticio a través de la subordinación y el margen excedente para tolerar mayores niveles de morosidad”, señalaron, y remarcaron que hasta junio los portafolios “más afectados” son los de los minoristas y las pequeñas empresas financieras que otorgan créditos personales.

En este marco, indicaron que el desempeño de las tarjetas de crédito regionales se estabilizó tras el endurecimiento de las políticas de originación (análisis crediticio del cliente) y el fortalecimiento de los procesos de cobranza, y que los créditos con descuento vía nómina (descuento salarial) todavía presentan el nivel más bajo de pérdidas de todos los activos locales.

Para S&P, el perfil del deudor común de un crédito al consumo estructurado se mantiene en un l rango de ingresos “bajo a mediano” y que destina los fondos para refinanciar otro crédito anterior o para comprar de bienes de consumo básico, como los alimentos. Por este motivo, la calificadora alertó que la pérdida del crédito disponible podría afectar significativamente el ingreso de las familias.

Un reciente estudio de la consultora D’Alessio IROL presentado en un seminario económico organizado por el IAEF reveló que los deudores argentinos que pagan cuotas de tarjetas de crédito desean pagar en el primer vencimiento, pero cuatro de cada 10 ya no pueden hacerlo. Hoy, un 77% dijo que no paga en fecha cuando un año atrás eran el 68%. El atraso en las tarjetas es el inicio de un espiral del endeudamiento y reducen hasta un tercio de los ingresos de los hogares.

A pesar de los incumplimientos, S&P aseguró que una intensificación de las diversas prácticas para cobrar los servicios de la deuda reflejan cifras de morosidad más bajas que las de otros países de la región.

En América Latina, Brasil encabeza la tendencia de emisión de estos activos en la región. Standard & Poor’s estimó que la expectativa total para 2019 se ubica entre u$s 11.000 millones y u$s 13.000 millones. “Esperamos estabilidad en las calificaciones en las carteras de financiamiento estructurado de América Latina. La tendencia de los activos en la región se mantiene sin cambios, y seguimos esperando la llegada de nuevos emisores y nuevas clases de activos en 2019”, afirmaron.

 

Publicado por Ámbito Financiero el 24/06/19.

De alimentos a Netflix, todo cae en el recorte

Una encuesta de D’Alessio IROL revela que el 70 por ciento de los consumidores redujo sus compras de alimentos, pero también hay recortes en gastos de Internet y Netflix.

El 70 por ciento de los consumidores redujo sus compras de carne vacuna y de gaseosas en los últimos meses y el 80 por ciento sustituyó primeras marcas por otras opciones más baratas en el mercado de consumo masivo. También 8 de cada 10 personas bajaron o abandonaron sus compras de indumentaria y 6 de cada 10 achicaron el consumo de artículos de higiene personal. El 40 por ciento redujo sus compras de remedios: “los medicamentos no fueron abandonados, pero sí están en disminución, en especial en el nivel socioeconómico medio bajo”, indica la última edición del Monitor de Humor Político y Social que realiza mensualmente en forma online la consultora D’Alessio IROL y Berensztein en base a 700 encuestados. Los datos muestran que el deterioro del poder adquisitivo que se viene acumulando en los últimos años tiene impacto en prácticamente todo tipo de consumos, desde la comida hasta Netflix. Y del otro lado está el empleo, afectado porque no hay ventas, en un círculo que se autoalimenta.
Según un reciente informe de la UMET, el poder adquisitivo del salario acumula desde el comienzo del gobierno de Mauricio Macri una baja del 17 por ciento en promedio, con caídas mensuales ininterrumpidas desde diciembre de 2017. Ese deterioro se explica porque los salarios corren muy por detrás a la inflación pero también por el aumento del desempleo, caída de horas extra, suspensiones y la incertidumbre que hace del consumidor más previsor.

El alimento más afectado por la baja de consumo es la carne vacuna, ya que el 72 por ciento de los encuestados dijo haber restringido o abandonado esas compras, junto con gaseosas. Le siguen cerveza (-66,0), vino (-54,0), postres lácteos (-54,0) y fiambres (-51 por ciento). Entre el 40 y el 50 por ciento de los encuestados achicó o abandonó sus compras de pescado, manteca, azúcar, agua mineral, quesos y yogur, mientras que en la franja de entre el 40 y el 30 por ciento de los encuestados aparece la caída o eliminación del consumo de aceite, galletitas, leche y pan. Los únicos dos productos que mejoraron su desempeño es arroz y fideos, ya que cuatro de cada diez encuestados dice haber aumentado esos consumos.

Por fuera de alimentos y bebidas, en el tope del ranking de las restricciones según D’Alessio IROL y Berensztein está ir a comer fuera de casa, ya que el 81 por ciento de los consumidores redujo o abandonó ese gasto en lo que va del año. En el caso del delivery, el 77 por ciento achicó sus gastos. Por eso, el sector gastronomía viene siendo uno de los grandes perjudicados por la política económica del gobierno de Mauricio Macri. En el caso de las pizzerías (que no son el segmento más afectado ya que ofrecen un producto relativamente económico), el dato es que en el último año cerró el 7 por ciento de los locales (400 establecimientos).

El segundo sector de la economía más afectado por la baja del consumo es indumentaria, ya que el 78 por ciento de los consumidores dicen haber bajado o anulado esas compras. Como contraparte, los textiles vienen penando hace tiempo, afectados también por las importaciones. Se estima una reducción de un 30 por ciento de la actividad textil a lo largo de los cuatro años de la administración Cambiemos y un fuerte deterioro laboral.

En cine, teatro y entretenimiento, hay una merma en el 76 por ciento de los encuestados, lo cual afecta a todo el abanico cultural, mientras que en viajes y vacaciones el 74 por ciento bajó su nivel de consumo. En el taxi, el porcentaje de encuestados que redujo su consumo o dejó de consumir pasó del 42 al 70 por ciento, también a causa del crecimiento de Uber.

Además, hay achicamiento de gastos en rubros más esenciales, como artículos de perfumería e higiene personal (el 66 por ciento dice haber bajado sus compras) y artículos de limpieza (63 por ciento). El 62 por ciento limitó el uso del auto propio a causa de la fuerte suba de la nafta y de los peajes, el 60 por ciento restringió el uso del gimnasio y el 5, de los cursos y otro tipo de proyectos de formación. En telefonía celular, el 55 por ciento bajó su consumo.

En la escala de los rubros más afectados por la crisis de consumo luego aparece la televisión por cable, en donde el 44 por ciento pidió cambios en los abonos, y actividades extracurriculares para los chicos (42 por ciento). Seguidamente aparecen los medicamentos, un rubro que lidera las subas inflacionarias por el alto contenido importado de las drogas, en donde el 41 por ciento de los encuestados dijo hacer achicado su consumo, un porcentaje muy alto si se tiene en cuenta que es un sector de primera necesidad. Menos afectadas que el rubro de medicamentos están las clases de apoyo escolar para los chicos (39 por ciento de los encuestados bajó o anuló el consumo), Internet (34,0) y Netflix (33,0).