Eduardo D’Alessio: “La reputación no puede ir más allá que el reflejo de la realidad”

La construcción del prestigio es una meta que las Pymes comienzan a buscar para la obtención de beneficios que permita su expansión. Eduardo D’Alessio, presidente de D’Alessio IROL, explica de qué se trata y como las Pymes pueden mejorarla.

Ganarse la confianza plena y convencida de la comunidad es el desafío que hoy se presenta entre las Pymes. Hallar la reputación adecuada puede ser un trampolín de beneficios que, a largo plazo, permita diferenciarse entre los competidores. Fortalecer aspectos como el cuidado al medio ambiente, el tratamiento del personal o la preocupación por los problemas sociales son claves que beneficiarán y fortalecerán la imagen de la empresa. Con el objetivo de conocer qué significa para las empresas, cómo pueden las pymes fortalecerlas y la actualidad en Argentina, Multitaskersconversó con Eduardo D’Alessio, presidente de la consultora D’Alessio IROL, con más de 30 años de trayectoria profesional en el tema.

¿Qué tan importante es la reputación corporativa?

El concepto de reputación fue instalándose en el vocabulario empresario, partiendo de los países avanzados, en donde la mayor parte de las compañías cotizan en el mercado bursátil. Allí se descubrió hace tiempo que la cotización de las empresas, elemento fundamental de evaluación del management, depende de factores que exceden lo que arrojen los estados contables. O sea, la reputación influye en las perspectivas económicas de una firma, en tanto el público se inclina a adquirir acciones de empresas que demuestren un buen comportamiento social.

¿Cómo se genera?

Influye el tratamiento que se da al propio personal, el cuidado del medio ambiente, el respeto por las comunidades donde se actúa y la sensibilidad hacia los problemas sociales son elementos que toman relevancia, especialmente entre los sectores más jóvenes de la población.

¿Qué beneficios trae?

Los beneficios de cuidar la actuación en estos aspectos incluyen ahorros económicos (gracias a la mejora de los procesos y la buena relación con la cadena de valor), mayor cantidad de ventas gracias a una apreciación positiva por parte de los consumidores y una atenuación del daño ante una potencial crisis. Hay que saber que muchos años de buen manejo de la reputación pueden verse derrumbados en un solo día por una contingencia (accidente laboral, conflicto sindical, fallas en productos, etc.). La rápida reacción para subsanar los problemas y su inmediata incidencia minimizan, y muchas veces neutralizan, el daño. Por eso las empresas trabajan preventivamente, generando un comité de crisis que prevé los potenciales incidentes, para tener previstas rápidas soluciones que permitan arribar a una situación reparadora -si no superadora- de lo acontecido.

¿De qué manera una pyme puede fortalecer su reputación?

La reputación no puede ir más allá que el reflejo de la realidad. Entonces, para que una pyme tenga buena reputación tiene que observar los mismos elementos con empresa grande, esto es, productos de calidad, buen servicio de posventa, excelente tratamiento de su capital humano, remuneraciones acordes con el mercado y cuidado del medio ambiente y de la comunidad a la cual pertenece. Pero además de ser correctos, los empresarios deben demostrarlo, para lo cual es importante que publiciten las actividades que desarrollan y muestren los logros concretos de su compañía. La comunicación vacía no sirve, porque en la actualidad las mentiras quedan rápidamente expuestas. Pero tampoco es útil actuar sin que nadie se entere. El apego a la verdad es indispensable por cuanto nadie puede ir más allá que la opinión que vierten sus propios empleados. Por eso, se debe mantener la coherencia en todas las acciones. Se deben generar programas con una meta clara y que involucren a todos los sectores de la compañía. Y cuando las acciones definidas se llevan a cabo, hay que comunicarlas efectivamente.

¿Qué incidencia tiene las redes sociales y los comentarios de los usuarios en la reputación?

Las redes sociales han abierto una ventana de democratización, cuyos resultados finales no podemos predecir hasta donde llegarán. Hay empresas que aún se preguntan si deben o no estar presentes en las redes sociales. La respuesta es que ya están en las redes, les guste o no. Ya están porque sus empleados, sus vecinos, sus clientes y hasta sus competidores se encuentran opinando sobre ellas, independientemente de si tienen o no una fan page. Hoy ya no hay dudas del impacto de las redes.

Las empresas tienen una mala imagen ¿Cómo incide esto en la reputación corporativa?

Es probable que el empresario tenga problemas de imagen como institución dentro de la sociedad argentina, más que las empresas propiamente dichas. Este es un fenómeno cultural que llevará mucho tiempo corregir, a partir de hacer las cosas bien y mostrar a la comunidad que las empresas dan trabajo, generan crecimiento ofrecen excelentes productos a precios razonables.

¿Qué rubros se destacan en Argentina por su buena reputación? ¿Por qué?

Hay en particular rubros profesionales que son muy valorados por la sociedad, como los educadores o los médicos. Los mismos contagian su buena reputación a las instituciones que los albergan, así los establecimientos educativos privados en todos sus niveles y las instituciones médicas de prestaciones de primer nivel se encuentran entre las firmas de alta reputación. También se destacan las empresas de consumo masivo, que han demostrado constancia y presencia en cada uno de los factores que ya hemos mencionado.

Qué daña más a una reputación ¿una denuncia de corrupción o quejas reiteradas de los usuarios?

Es una pregunta de difícil respuesta ya que ambos factores generan daños, pero sobre distintos flancos de la compañía. En firmas que son proveedoras del Estado o de grandes empresas, las denuncias de corrupción impactan más fuertemente que en las de consumo. Las quejas reiteradas de los usuarios van produciendo daño con el tiempo y generan dificultades, pero todavía no existe un análisis de largo plazo en profundidad sobre este particular. Las empresas de servicio son naturalmente la que más se encuentran expuestas, en general en todo el mundo, a la queja reiterada de sus usuarios.

Una relación cada vez más emocional

LOS CLIENTES Y LOS BANCOS: Para fidelizar a los clientes, ya no basta con promociones y descuentos. La clave es poder mostrar propuestas Taylor Made para cada perfil, combinados con eficiencia en los canales para la operatoria online y costos competitivos. Un combo costoso, pero inevitable, para las entidades financieras.

No corren tiempos fáciles para acercarse a los clientes. La multiplicidad de ofertas, el acceso online para comparar casi cualquier producto o servicio con otro; el exceso de información y el poder del consumidor para probar aquí y allá, sin casarse con ningún proveedor ni ninguna marca, les complican la cancha a las empresas, especialmente en épocas de vacas flacas y negocios magros. Los bancos, obviamente, no son una excepción dentro de este escenario.

Si bien buena parte del volumen de clientes bancarios viene atado a las cuentas sueldo, una especie de segmento casi cautivo que llegó a serlo por decisión de su empleador y no por elección propia, traccionarlos y convencerlos de consumir más servicios en el banco, por encima de la mínima caja de ahorros donde le depositan su salario, es todo un desafío. Las entidades necesitan más que nunca aumentar el volumen de negocios, porque el alto nivel de regulaciones y límites a las comisiones y tasas de interés van erosionando la rentabilidad real. Ampliar la base y ganar volumen, es la clave.

BAJO NIVEL. Los niveles de bancarización en la Argentina son de los más bajos de Latinoamérica, en torno del 15% sobre el PBI, mientras que en Chile ese ratio es de 100% y en Brasil del 70%. El camino está lleno de oportunidades. Capitalizarlas dependerá del buen timing de cada entidad para acercarse con la propuesta justa, en el momento adecuado al cliente mejor predispuesto pero también, claro, del ritmo y el tono que vayan imprimiendo la política y la economía, y eso ya está fuera del alcance de los banqueros.

Saber qué priorizan y qué desean los clientes está en la agenda de todo el sector, que en general se mantiene proactivo y con iniciativas permanentes para retenerlos y atraerlos. De acuerdo con un trabajo realizado por PwC Argentina, a la hora de elegir un banco, los aspectos que más pesan en la decisión son: precio (81 %, lo menciona como algo importante, en encuesta de respuestas múltiples), cantidad de sucursales (76%), posibilidad de operar a través de online banking (73%) y oferta de servicios y productos personalizados (50%).

“Somos conscientes de que en el último tiempo el cliente se ha tornado más sofisticado, y que para poder satisfacer sus necesidades en un entorno de gran competencia debemos otorgar un diferencial”, aclara de entrada Milagro Medrano, gerente de relaciones institucionales de Banco Macro. “Nuestra estrategia, en ese sentido, es profundizar la política de hacer más fácil la vida a nuestros clientes. Además de poner especial énfasis en el interior del país que, como nuestra historia lo demuestra, es el ámbito que el banco considera estratégicamente prioritario”, asegura la ejecutiva.

“Lógicamente, al ser el nivel de intermediación bancaria en Argentina muy bajo en relación con estándares internacionales, los grados de fidelización aparecen diluidos”, explica Fernando Quiroga Lafargue, socio a cargo de Servicios Financieros de KPMG. “Los vínculos con los clientes típicamente se fortalecen con las relaciones crediticias de largo plazo, en donde el conocimiento, por parte de la entidad, del perfil de riesgo y de los flujos de ingresos y egresos, junto con el conocimiento, por parte del cliente, del grado de celeridad y comodidad de los servicios bancarios ofrecidos, conforman un proceso de aprendizaje mutuo que es gradual y costoso. Por ese motivo, una vez establecido y consolidado ese núcleo de relaciones, es de difícil reemplazo”, anota el especialista en la lista que hace a la base de la relación cliente/banco y que en la Argentina es una pata que por ahora falta. “Desde la última gran crisis en 2001/02, algunas de estas relaciones se han ido conformando pero fueron de algún modo interrumpidas por los ciclos económicos posteriores y limitadas en número por el escaso nivel de intermediación en relación con el nivel de actividad económica. Esto ha sido más significativo con los clientes corporativos, donde el proceso de aprendizaje es más largo y costoso”, aclara.

ALGO MAS QUE DESCUENTOS. Sin anclas de largo plazo, como es el crédito hipotecario (que aunque cambie el escenario económico tras la renovación presidencial, tardará un tiempo en recomponerse), los pilares para construir la relación con sus clientes pasan por un mix entre promociones, servicios personalizados, rápida respuesta, un buen home banking y todo a un precio competitivo.

“La típica diferenciación racional por precio, producto, promoción, tiene hoy productividad marginal decreciente en este mercado. Un factor importante pasa a ser la diferenciación emocional”, remarcan en PwC. A raíz de los resultados del trabajo de investigación realizado El nuevo desafío: cambio de paradigma en el perfil del diente en la era digital, “debe recurrirse a las experiencias y a las emociones en el relacionamiento con los clientes. Lo importante es identificar para cada segmento o microsegmentos los atributos emocionales y poder utilizarlos”, detallan en la consultora.

Es decir, las campañas de descuentos y premios masivos que hace unos años sorprendían a los clientes, hoy ya se volvieron un básico, que no puede faltar en el menú, pero no alcanzan para tener su voluntad incondicional. A eso hay que agregarle una propuesta que haga que el cliente se sienta “identificado”, que sienta que está pensada para sus necesidades. Un proceso complejo y costoso.

“Las promociones ya son, desde hace varios años, un commodity de la oferta de los bancos, y son buscadas y reclamadas por los usuarios. Sin embargo, a pesar de que en el último tiempo han crecido, no necesariamente mejoró la conformidad de los clientes con las entidades”, explica Nora D’Alessio, vicepresidenta de D’Alessio IROL, especializada en estudios de mercado. “Los problemas subsisten, en especial la no conformidad con la resolución de los inconvenientes y con las demoras en las respuestas”, apunta la especialista.

De acuerdo con los últimos datos relevados por la consultora, el 32% de los clientes consultados mencionó haber tenido en el último trimestre algún inconveniente con alguno de los bancos con los que opera. “Esto tiene mayor incidencia en el segmento adultos (entre 45 y 54 años), que es, potencialmente el rango de los clientes más activos.”

El tablero es, sin dudas, hoy más complejo que hace algunos años atrás, el consumidor tiene más poder y marca el terreno. En ese sentido, hay tres datos que los banqueros tienen sobre sus escritorios resaltados en color fluor: ? En promedio los clientes operan con tres bancos, lo cual indica atomización en los productos que utiliza con cada uno.

Según PwC, el 90% de los clientes directamente no tiene, o tiene, una baja segmentación.
Uno de cada tres clientes posee para el banco niveles de rentabilidad bajos, también según números de PwC Argentina.

De este diagnóstico, pueden surgir inmensas ventanas de oportunidades. En Banco Galicia, famosos por sus Puntos Quiero y por la historia de Marcos y Claudia que tanta empatia genera en clientes y no clientes, la estrategia desde hace un tiempo, cuentan a Estrategas, “es adoptar una segmentación por perfil de cliente”. “De este modo se crearon servicios específicos para atender las necesidades de cada grupo de clientes y surgieron Galicia Eminent, una sólida propuesta de valor orientada a los clientes premium; NyP, servicio pensado para atender las necesidades de los Negocios y Pequeñas empresas; o Move, una nueva propuesta de valor para el segmento joven. Cada uno de estos servicios posee una plataforma de beneficios exclusivamente desarrollada para cada perfil”, explican. Leonel Piraino, gerente de Política Comercial de Banco Provincia, pone en blanco sobre negro la estrategia de relacionamiento con sus clientes partiendo de la base de que, como banco público, debe “funcionar expuesto tanto a la competencia de mercado como a la ejecución de planes comerciales en los que es necesario trabajar en la masividad y la inclusión vía, por ejemplo, subsidios de tasas de interés en coordinación con la Nación y la Provincia, con propuestas de naturaleza masiva”. “Se ha tomado conciencia de que las entidades financieras no sobreviven sólo del negocio de la intermediación financiera clásica (recibiendo depósitos y otorgando préstamos) y, por lo tanto, que se debe estar atento a la generación de productos y servicios. Por esta razón es que nuestro programa de beneficio al cliente continuará incorporando dinamismo para competir de manera estricta con las entidades privadas nacionales e internacionales”, subraya el ejecutivo.

En Banco Francés la alianza comercial con LAN es la nave insignia en la estrategia comercial de segmentación. “Generamos una oferta de valor diferenciada para cada uno de los segmentos que nos hemos propuesto. Trabajamos fuertemente para que nuestros clientes más exigentes reconozcan la diferencia entre las propuestas masivas y las de alto valor como la que hemos dado en llamar Premium World, donde se destaca para los clientes un 40% extra en la suma de kilómetros LanPass, además de acceso a la sala VIP de la aerolínea en Ezeiza cuando se viaja por esa línea y otros beneficios especiales.”

Crece el uso del home banking en el 2015

La aparición masiva de internet hace unos veinte años transformó progresivamente la vida en sociedad, proveyendo nuevos usos que mejoran la eficiencia y facilitan operaciones que solían ser tortuosas.
Uno de esos beneficios se relaciona con las operaciones bancarias y financieras. Actualmente, un alto porcentaje de las transacciones habituales puede realizarse on-line, lo que permite ahorrar tiempo, evitar la utilización del papel (reduciendo el impacto ambiental) y mejorar la seguridad, al no implicar la circulación de billetes para operaciones cotidianas.
De a poco, hasta los usuarios más tradicionales dejan a un lado sus prejuicios y entienden estos beneficios.
Según un estudio realizado por D’Alessio IROL para Certi Sur dado a conocer esta semana, en el 2015 el 86% de los usuarios en Argentina accede a sus cuentas bancarias y realiza operaciones de pago, depósito o crédito mediante la web.
El número implica un importante crecimiento respecto del año anterior, cuando el 75% de los consultados utilizaba el canal electrónico.
El estudio explica que las principales barreras que los clientes expresan antes de comenzar a utilizar el servicio suelen relacionarse con el temor respecto de la seguridad de introducir datos confidenciales en la web, principalmente los relacionados a la identidad o a los números de cuenta, y que los mismos sean hackeados o robados para bases de datos.
Sin embargo, los miedos desaparecen al utilizar los canales electrónicos por primera vez, una vez que comprueban la seguridad actual de los sistemas de datos, y disfrutan los beneficios.