Veladero en Clarín

Clarín - D'Alessio IROL - Eduardo D'Alessio

Crónica de un día en una mina en el medio de la montaña

En el campamento de Mina Veladero, a casi 4 mil metros de altura, viven más de 2 mil trabajadores por turno. Allí se encuentran haciendo obras importantes de ingeniería para poder seguir en funcionamiento, al menos, hasta 2028. La actividad mueve la economía de las comunidades vecinas y de muchas industrias sanjuaninas.

Visitar la mina Veladero no es para cualquiera. La travesía requiere de varias condiciones: estar dispuesto a soportar los 4 mil metros de altura, que en el trayecto llegan hasta 5 mil, tener paciencia para atravesar un desierto de montañas en un viaje que dura seis horas desde la capital provincial y tolerar las bajas temperaturas, aceptables en verano y durísimas en invierno.

La distancia entre San Juan y la mina es de 374 kilómetros. No parece equivalente a los medios en un mundo de caminos planos. Sin embargo, las circunstancias de este terreno arrojan otra realidad. La primera parte del recorrido es por la Ruta 40, que ofrece el paisaje de la precordillera y de todas las montañas que hay que bordear para avanzar.

Los cordones parecen no terminar nunca. Los escenarios se confunden en medio de los tonos oscuros, color tierra, y cuando se atraviesa una cadena montañosa aparece otra en el horizonte. A una altura todavía no muy considerable, los efectos del viaje aún no se notan. Paso a paso se va notando la soledad. No se ven ni pueblos ni casas. La señal de los celulares empieza a perderse.

La vía se extiende hasta el inicio del camino minero, por el que quedan recorrer 152 kilómetros. Y son bien pintorescos. Un desierto de montañas, con un marrón intenso dominando la escena. Se ven algunos animales. Burros, vacas y ganado en la parte baja; guanacos y zorros en la más alta. Los guías aseguran que también hay pumas, aunque no se los puede divisar con facilidad.

Y entre vuelta y vuelta por los cerros se empieza a sentir la altura. Antes de llegar al pico máximo, de 5 mil metros, a los primerizos en la materia se les recomienda colocarse oxígeno. Los experimentados no lo necesitan. Están acostumbrados.

Fuente: Clarín