Macri intenta contagiar un optimismo que escasea

Las encuesta que llegan a Casa Rosada marcan el incremento de las miradas negativas sobre su gestión. La apuesta por el rumbo elegido y la necesidad de los acuerdos.

En Casa Rosada se leen más encuestas que diarios, se solía decir hace un tiempo para responder a los que alertaban sobre contratiempos posibles en la marcha de la administración de Cambiemos. Los pronóstico podían ser agoreros, pero varios de los funcionarios adictos a los estudios de opinión tenían números a favor para mostrar, para contrarrestar. Más en términos de expectativas que en evaluación de la gestión. Lo que cambió en estos últimos meses no fue el consumo de estos indicadores. Más bien su sentido. Desde diciembre pasado, la ponderación del Gobierno no deja de caer. También la imagen de sus principales figuras.

Los últimos que llegaron a Balcarce 50 ratifican esta idea. Por caso, el seguimiento de humor social de D´Alessio IROL, Berensztein. Con caída en la consideración del presidente Mauricio Macri, por tercer mes consecutivo y un retroceso menor de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. `Les agradezco que me estén acompañando en esta transformación de la Argentina. Estamos convencidos de que hemos tomado el camino correcto para la Argentina. Sin el aporte de ustedes, nada de esto sería posible`, aseguró el Primer Mandatario, intentando insuflarle optimismo no sólo a una sociedad más retraída, sino también a sus adherentes y varios de los funcionarios de segundas y terceras líneas, preocupados por las turbulencias que no cesan. Aunque el mensaje haya sido en un acto en el barrio porteño de Belgrano junto a fuerzas de seguridad, en homenaje a las `víctimas en cumplimiento de su deber`.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, es otra de las pieza clave del Gobierno que salió a calmar las aguas y apostar por el optimismo. Reconoció que existe `un clima tormentoso, producto de varios factores externos`, pero aseguró que el Ejecutivo `va a cumplir` su objetivo de reducir el déficit fiscal, una de las metas u obsesiones del Gobierno en estos días, con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y las negociaciones por el Presupuesto 2019 como parte del meollo. En ese sentido, el funcionario ratificó que la iniciativa de bajar el costo público `no tiene marcha atrás` y resaltó que durante la administración de Cambiemos se redujo `4 puntos el gasto en nuestro PBI, además de bajar 2 puntos de impuestos`. `Hay un avance muy concreto, como lo han expresado la mayoría de los gobernadores y los referentes opositores, en que va a haber un acompañamiento en el Presupuesto que marque ese camino del 1,3 del déficit fiscal para el año que viene`, señaló el jefe de Gabinete. En el frente externo, el Gobierno espera sumar al peronismo que llama `racional`, mientras recela del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y por supuesto, del kirchnerismo. Apuesta a una negociación cara a cara, uno a uno, con los gobernadores, que intentarán plantearle una estrategia común. Mientras que en el frente interno, Cambiemos también tiene sus dudas y resquemores. Cierto tensión menor con el radicalismo que pide no quedar afuera de las reuniones decisivas y cierto enojo, también menor, de los gobiernos propios de Ciudad y provincia de Buenos Aires por los costos que les puede tocar asumir.

Publicado en El Economista el 03/07/2018